Los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 están llenos de historias de superación. La discapacidad, a veces de nacimiento y otras tantas como consecuencia de algún suceso, reviste un gran esfuerzo para los paratletas.
//Mirá también: Yanina Martínez estuvo a punto de obtener otra medalla en los Juegos Paralímpicos
Tal es el caso de Oksana Masters, nacida el 19 de junio de 1989, oriunda de Khmelnytskyi, una ciudad ucraniana a 400 kilómetros de Chernobyl. Allí, tres años antes de su nacimiento, se produjo el accidente nuclear más grande de la historia.
Su madre biológica quedó expuesta a la radiación generada por ese accidente, y eso hizo que llegara al mundo con malformaciones severas: sin tibias, con una pierna 14 centímetros más corta que la otra, cinco dedos en cada mano (sin pulgares), seis en cada pie y un solo riñón.
Pocos días después de su nacimiento, fue abandonada en un orfanato donde pasó frío, hambre y hasta sufrió abusos. A los siete años fue adoptada por una profesora estadounidense y su vida cambió para siempre.
“Recuerdo esos largos pasillos que parecían diseñados para dar el máximo de miedo posible. Hacía tanto frío que era normal ver tu propio aliento. No había mucha comida, nunca había suficiente para satisfacer el hambre”, contó Oksana en The Players Tribune.
“La mayoría de las cosas peores ocurrían a altas horas de la noche. El sueño se asociaba con el abuso. Desde entonces hay una lista de cosas que ya no soporto: cuchillos, cigarrillos encendidos, cadenas metálicas... Todavía, a día de hoy, no puedo recibir un masaje y no asustarme”, narró la estadounidense.
“Mi mamá luchó durante dos años para sacarme de Ucrania. Ella es la razón por la que estoy aquí y nunca podré compensarla por todo lo que ha hecho por mí”, confesó.
Oksana comenzó una nueva vida en Estados Unidos junto a su madre adoptiva, pero los recuerdos de Ucrania la acechaban: “Por extraño que parezca, al principio la cama era demasiado cómoda para mí. Tenía que dormir en un suelo duro. Era casi como si tuviera que procesar de nuevo el trauma, en cierto modo, antes de aprender a dejarlo ir”, recordó.
Se sometió a una serie de operaciones para eliminar viejos dolores, como una reconstrucción en sus manos y la amputación de las dos piernas, una a los nueve años y otra a los 14.
Sus heridas psicológicas fueron sanando y cambió las cicatrices por los tatuajes, a los que ve como un símbolo de poder y control.
//Mirá también: Nadia Podoroska se fue “muy enojada” tras la derrota en su debut en el US Open
Su rendimiento en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020
Oksana Masters ganó el la medalla de Oro en la prueba de 24 kilómetros contrarreloj H5 (para amputados) del ciclismo y sumó una nueva presea a su colección, que conquistó en diferentes deportes.
La estadounidense de 32 años había ganado el bronce en remo en Londres 2012; una plata y un bronce en esquí de fondo en la cita de invierno de Sochi 2014; y dos oros y un bronce en pruebas de esquí y dos platas en biatlón en PyeongChang 2018.