El ministro de Economía, Martín Guzmán, regresará esta semana al país tras su gira por Europa con el apoyo suficiente para viajar a Washington para encarar el cierre de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en pos de refinanciar la deuda superior a 44.000 millones de dólares.
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El reloj que marca el tiempo en este partido está en las manos del Gobierno nacional, que deberá decidir cuándo se definirá el juego, dado que la cuestión técnica está prácticamente resuelta, tras el entendimiento alcanzado a fines de marzo y los ajustes que se fueron generando después.
Hay un punto en las negociaciones que terminará de sellar la refinanciación a diez años (sería entre 2022 y 2032): Guzmán pidió que si el FMI llegara a modificar sus programas de créditos con condiciones más beneficiosas para los acreedores en el futuro, Argentina pueda acceder a esas pautas.
Esto significaría un cambio importante en la política crediticia del organismo, dado que un acuerdo de estas características abriría la puerta al concierto de países que hoy le deben dinero al organismo multilateral, entre los que están Iraq, Jamaica, Ucrania, Angola, Barbados, Ecuador, Egipto, Mongolia y Túnez, entre otros.
Por el resto, está prácticamente sellado que Argentina accederá a un Servicio Ampliado del FMI (SAF). Es un programa que fue diseñado para cuando un país se enfrenta a graves problemas de balanza de pagos a mediano plazo debido a deficiencias estructurales que tardarán tiempo en resolverse.
En comparación con la asistencia proporcionada en el marco de un Acuerdo de Derecho de Giro (Acuerdo Stand-By), los SAF se caracterizan por la participación en un programa y períodos de reembolso más largos. Esto le dará a la Argentina el oxígeno suficiente para poder recaudar los dólares que necesita.
Guzmán consiguió en Europa el respaldo de Alemania, Italia, España y Francia para avanzar en un acuerdo con el FMI, a cambio de que la Argentina se ajuste a los parámetros fiscales de un SAF. Y este lunes cierra su gira en Moscú para continuar sus diálogos sobre las negociaciones con el Fondo y profundizar la cooperación bilateral para la producción local de la vacuna Sputnik V.
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Desde siempre el Gobierno de Fernández sostuvo que no estaba “apurado” por acordar con el Fondo, porque prefería un buen acuerdo, sostenible, pagable. Luego, hubo admisión respecto de que se buscaba un acuerdo para antes de las elecciones, con la idea de dar un golpe de efecto sobre las expectativas.
Ante la consulta de Vía País, en el Gobierno aseguran que no existe ningún tipo de especulación electoral. Lo señalan porque deberán firmar condiciones específicas, que se centrarán en el compromiso para reformas estructurales para corregir deficiencias económicas, en pos de la estabilidad macroeconómica que permita recaudar para pagar.
¿Qué dicen en el Fondo?
En las Reuniones de Primavera de las Juntas de Gobernadores del Grupo Banco Mundial (GBM) y del FMI, realizadas entre el 5 y el 11 de abril, ya sobrevoló entre autoridades de bancos centrales, ministros de finanzas y de desarrollo, ejecutivos del sector privado, representantes de organizaciones de la sociedad civil y miembros de círculos académicos la idea de que Argentina está cerca de reestructurar su pasivo con el organismo.
Y esta idea fue ratificada por quien desde 2013 es Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo, Alejandro Werner. En una conferencia de prensa dijo que el organismo y el equipo de Guzmán “están trabajando de manera muy constructiva y se están llevando a cabo negociaciones concretas que ponen al gobierno argentino en posición de cerrar un acuerdo cuando lo crea conveniente. En términos técnicos, hay mucho trabajo avanzado”.
El funcionario internacional aclaró que si bien Guzmán no está en contacto todos los días con Washington, “las negociaciones se llevan delante de manera continua” y agregó: “Sí estamos con una plataforma sobre la cual podemos avanzar muy rápidamente en la medida que se decida tener un acuerdo relativamente rápido. ¿Cuándo? Está mucho más del lado de las autoridades argentinas que de nuestro lado”.
Este lunes el Fondo hizo la presentación de su panorama económico mundial, el cual prevé que la Argentina crecerá este año 5,8% y 2,5% en 2022. Allí, Gita Gopinath, economista jefe, consideró que la inflación “no están bien anclada” en la Argentina, por lo que no se puede descartar un recalentamiento de precios mayor al actual.
“Claramente hay mucho más por hacer en términos de estabilización macroeconómica en este país”, dijo Gopinath. Y agregó: “El gobierno claramente está trabajando muy duro en ello, y estamos en una estrecha colaboración con la Argentina para ayudar a construir un marco social y económico sólido”.
Werner había sostenido que la inflación en Argentina “sí es elevada y lo ha sido en los últimos cuatro o cinco años, y genera preocupación”. El funcionario estimó que “es un reto importante bajarla” y consideró que “para hacerlo es necesario llevar a cabo la implementación de políticas macroeconómicas conducentes y medidas que ayuden a la coordinación de expectativas a un nivel más bajo”.