Llegan Navidad y Año Nuevo y, quienes tienen mascotas, saben que el uso de pirotecnia puede traerles distintos peligros: desde sustos y temblores por estrés, hasta paros cardíacos.
En distintos lugares del mundo (incluso en municipios de Argentina) prohibieron el abuso de fuegos artificiales. En gran parte, gracias al activismo. Pero, en las grandes ciudades, esta costumbre persiste. Así lo demuestran las grandes colas que venden estos productos, aun pese a la pandemia.
¿Cómo hacer entonces para que los animales no sufran tanto? Melina Wajner, veterinaria y jefa del equipo de salud de Puppis (M. N. 9218) explica: “Cuidar a los perros durante los estruendos, no sólo es un acto de amor, sino que además es una tarea que debemos tener como dueños responsables”.
Además, afirmó: “En el momento del festejo, lo mejor es que esté reunido con la familia y puedan brindarles su apoyo y contención, utilizando música agradable o simplemente buscando lugares con aislamiento sonoro”.
Los expertos también advierten que es muy importante mantener las puertas, persianas, ventanas y balcones cerrados, para que las mascotas no intenten huir, a raíz del miedo (otra causa de accidentes).
Aquellas personas que tienen jardines abiertos que dan a la calle deben tomar las mismas precauciones: los autos circulan y un mal cálculo puede derivar en una tragedia.
Un consejo útil para mantener ocupadas a las mascotas es distraer su atención con juegos o golosinas -adquiridas en casas veterinarias-. En otras palabras, generarles dosis de placer, en medio de tanta ansiedad.
La pirotecnia no solo afecto a nuestros amigos caninos y gatunos, sino que tiene consecuencias más graves: puede generar crisis en niños y niñas con autismo, así como en veteranos de guerra. Por eso, distintas campañas alientan su uso responsable o, directamente, dejar de comprarla.