El primer contagiado de coronavirus en Argentina: “Todavía tengo anticuerpos”

Claudio recordó los días que estuvo internado tras un viaje de trabajo en Europa.

El primer contagiado de coronavirus en Argentina: “Todavía tengo anticuerpos”
Claudio, el primer argentino en tener coronavirus.

El 2 de marzo de 2020 se confirmó el primer caso de coronavirus en la Argentina. El “paciente 0″ fue Claudio Ariel P., que tras un año habló en exclusiva con el diario Clarín y reveló que todavía tiene anticuerpos.

“Un año, loco, un año, voló... ¡qué espanto, qué tremendo todo lo que pasamos! Y yo fui nada menos que el primero en Argentina. Nunca me pasó por la cabeza que después de mí habría más de dos millones de contagiados y muchos menos imaginé tantos miles de muertes acá y en todo el mundo”, comenzó relatando el hombre, que es proveedor de telas sintéticas para carteras y zapatos.

Claudio, de 44 años, llegó el domingo 1° de marzo de 2020 al aeropuerto de Ezeiza tras un viaje de trabajo en Europa. “En un momento sentí que tenía la remera mojada, empecé a toser y me parecía raro, no entendía qué me pasaba y le dije a mi hermano, que me había ido a buscar al aeropuerto, que me llevara a la clínica Swiss Medical”, recordó desde su casa en Puerto Madero.

Claudio tiene 44 años y vive en Puerto Madero.
Claudio tiene 44 años y vive en Puerto Madero.

“Después de semejante recorrido (estuvo en Milán, Roma y Marsella), me estaban haciendo estudios médicos, los recuerdo muy intensos, pero jamás imaginé que estaba contagiado de coronavirus, una enfermedad de la que poco había escuchando hablar”, contó. Y cuando se enteró que era positivo, quedó perplejo.

“Tardé un poco en reaccionar, no lo podía creer, hasta que los médicos me explicaron la situación y me dijeron que me iba a tener que quedar internado”, dijo, y explicó que actuó “de manera correcta”, yendo al hospital sin tener contacto con otras personas tras el viaje. “Se publicaron algunas mentiras asegurando que yo me había encontrado con gente y presentado al otro día en el hospital. Falso”, remarcó.

“Hoy, a la distancia, soy un agradecido de haber sido un paciente asintomático, porque solo sentí fiebre el primer día, cuando me dejaron internado con 39 grados, pero unas horas después ya me sentía impecable”, agregó Claudio, que estuvo catorce días aislado, dos en la clínica Swiss Medical y otros doce en el sanatorio Agote.

Los días en la clínica parecían interminables para Claudio. “Yo me sentía un avión, no tenía el más mínimo síntoma, no había perdido el olfato ni el sabor, por eso pensaba que me tenía que ir a mi casa... Pero los médicos, que me trataron de maravillas, me explicaban que como yo era el primer caso oficial de contagio de coronavirus, necesitaban hacer estudios, aprender conmigo, porque no había antecedentes, así que lo entendí, costó, pero estuve al pie del cañón. Yo les preguntaba de todo, los volvía locos y ellos me contuvieron y con toda la paciencia me respondían”.

La necesidad de Claudio de moverse era tal que pidió permiso para que le permitieran tener una computadora para trabajar y un par de mancuernas para hacer gimnasia. Y el personal médico accedió. “Me estaba comiendo las paredes, soy un deportista que hace dos veces por día ejercicios, además de que llevo adelante mi empresa de telas, entonces, así, los días se me hacían más llevaderos. Entrenaba mucho y también desarrollaba diseños para mi trabajo, con lo cual mi cabeza se distraía”.

Tras un año, Claudio reveló que le siguen haciendo estudios: “El último fue hace diez días, el cual determinó que todavía sigo teniendo anticuerpos en mi organismo, lo que me mantiene inmunizado ante un eventual nuevo contagio, algo que no deja de asombrarme”.

El 9 de abril del año pasado doné por primera vez una muestra de sangre al Biobanco de Enfermedades Infecciosas (BBEI), que es una unidad funcional del INBIRS dentro de la Facultad de Medicina de la UBA. Desde mi infección doné sangre cinco veces y mi suero se utilizó para medir la presencia de anticuerpos y cómo estos variaban en el tiempo. Y si bien han disminuido, se puede observar que aún mantengo cantidades detectables”, contó a Clarín.

Ser un laboratorio humano me implica estar dispuesto para lo que me pidan y de verdad me hace bien al ánimo, porque creo que soy útil para que las investigaciones avancen. Y dejame insistir que no tengo nada que ver con aquellas primeras noticias que circularon en las que aseguraban que yo me había ido del aeropuerto a mi casa. Fui una persona responsable y seria, aún sin mucho conocimiento de lo que era el coronavirus”, completó.