El canciller Felipe Solá defendió este miércoles en el Senado la posición argentina en torno al conflicto diplomático con Chile y no ocultó su malestar por la posición del Pro, al pedirle al partido presidido por Patricia Bullrich que “diga quién tiene razón” en la disputa abierta por el decreto que avanza sobre la plataforma continental de nuestro país.
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“Yo recibo recomendaciones sobre la necesidad de tener negociaciones con el hermano país. Las agradezco, pero también les digo que ese es mi trabajo. No hay otra manera de tomar esto que no sea con negociaciones bilaterales o laudos. No existe una tercera manera”, enfatizó Solá ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta.
En el polémico comunicado firmado por Bullrich, el PRO pidió que “ambas cancillerías, en los ámbitos existentes de cooperación e integración bilateral y regional, se reúnan e inicien un diálogo que permita zanjar las diferencias hoy existentes”.
“Ya sabemos que tenemos que negociar y que podemos llegar a recurrir a un tribunal. Lo que pido es que digan quién tiene razón de los dos”, lanzó Solá, pero ningún senador del bloque aludido respondió el comentario.
La reunión de comisión fue convocada de urgencia por el senador oficialista Adolfo Rodríguez Saá, que asumió la presidencia la semana pasada en reemplazo de Jorge Taiana. Solá asistió junto a Daniel Filmus, secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur; Frida Armas Pfirter, coordinadora general de la COPLA; y Holger Martinsen, director de la Consejería Legal de Cancillería.
El conflicto se desató el 27 de agosto cuando, a través del Decreto Supremo 95 del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno, el país proyectó su plataforma submarina continental al este del meridiano 67º 16′ 0″. De ese modo avanzó sobre una parte de la plataforma argentina en unos 5.000 kilómetros cuadrados, y también sobre otros 25.000 pertenecientes a un área que integra el Patrimonio de la Humanidad dispuesto por la ONU.
Senadores del oficialismo y la oposición comenzaron a consensuar una declaración de rechazo al decreto chileno, que será aprobada en la próxima sesión. Más allá de la chicana de Solá, los bloques coincidieron en encolumnarse detrás de la posición de Cancillería y dar una señal de unidad política frente al conflicto.
“Yo tengo diferencias con el actual gobierno, pero este no es un tema de gobierno ni un tema electoral; es un tema de soberanía nacional y si algo debe hacer Argentina es aportar una posición común. No debemos apartarnos de la posición de la Cancillería, que es la posición argentina”, reconoció el salteño Juan Carlos Romero, titular del Interbloque Federal.
El radical Julio Cobos consideró que “es inentendible la postura de Chile”. “Estuvimos a punto de ir a una guerra. Yo fui convocado a los 23 años como subteniente, estuve en la frontera y conocía la estrategia de Argentina. Si no hubiera sido por Juan Pablo II los países entraban en guerra. Luego vino (Raúl) Alfonsín con su postura conciliadora, pero costó”, recordó.
Desde el mismo bloque, el fueguino Pablo Blanco, autor de uno de los proyectos de rechazo a la resolución chilena, aclaró que “Juntos por el Cambio tiene una postura unánime en esto”. “No hay ningún tipo de discrepancia, como se dejó trascender”, dijo, tras el comunicado del PRO.
En tanto, el kirchnerista Oscar Parrilli sostuvo que “no se trata de una disputa entre el pueblo argentino y el chileno, sino de un manotazo de ahogado de un presidente que no sabe a qué recurrir para lograr irse del gobierno con algo que pueda mostrar para el futuro. Que quede claro el interés político-partidario de (Sebastián) Piñera y de la derecha chilena en azuzar una situación como esta”.
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La posición argentina
Solá leyó un documento que expresa la postura argentina y subrayó que “la aspiración que ahora Chile manifiesta extemporáneamente contradice la letra y el espíritu del Tratado de Paz y Amistad” de 1984, puntualmente el artículo séptimo, que establece el límite vertical hasta el cual puede extenderse la zona económica exclusiva del país andino.
Según precisó el canciller, “Chile no puede pretender proyectar su soberanía en ninguno de los ámbitos marítimos, aguas, lecho y subsuelo más allá de los límites acordados” en ese tratado. En otras palabras: puede expandirse hacia el oeste del meridiano, pero no hacia el este.
El funcionario señaló que en los 36 años de vigencia de ese acuerdo, Chile “tuvo distintas ocasiones tanto a nivel bilateral como multilateral para expresar su desacuerdo”, pero no lo hizo.
En 2009, con Taiana como canciller, Argentina presentó ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de Naciones Unidas la delimitación de su plataforma continental y Chile no objetó la propuesta, a diferencia de otros seis países que sí hicieron observaciones sobre distintos aspectos técnicos: Reino Unido, Estados Unidos, Rusia, India, Países Bajos y Japón. En 2016 la Comisión le dio el visto bueno a la propuesta argentina y finalmente, el año pasado, el Congreso sancionó la Ley 27.557, que ratifica la demarcación.
Solá indicó que “hubiera bastado con que Chile remitiera una nota a nuestro país o a la Comisión para evitar que se expidiera sobre la cuestión, tal como hizo la Argentina para impedir que la Comisión se pronunciara sobre la presentación del Reino Unido relativa a la plataforma continental de las Malvinas”.
El canciller afirmó que “el mecanismo de resolución de controversias es el del Tratado de Paz y Amistad, que contempla un procedimiento de conciliación y habilita en última instancia a cualquiera de los dos países a demandar al otro ante un tribunal arbitral”. Sobre este último punto no dio precisiones.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.