A un año de la cuarentena obligatoria, Alberto Fernández volvería a implementar restricciones ante el incremento de casos. El mandatario firmaría en las próximas horas un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) donde despliega su nueva estrategia sanitaria destinada a aplacar la segunda ola de contagios del coronavirus. El Presidente apunta a desalentar el turismo.
Entre las restricciones que se aplicarían, se encuentran una nueva reducción de las frecuencias de los vuelos al exterior, un mayor control en los cruces informales en las fronteras con Brasil y Bolivia, estableciendo una mayor presencia de la Gendarmería y la Prefectura, y una mayor rigurosidad en el seguimiento de los argentinos que están bajo cuarentena tras regresar al país y al momento de su ingreso.
La semana pasada, Fernández se reunió con los gobernadores de todo el país para evaluar el avance de la pandemia y la evolución del plan de vacunación en el territorio nacional. Los profesionales de la salud les advirtieron que “no hay ninguna razón” para que no ocurra en la Argentina una segunda ola de coronavirus como sucedió en Europa y recomendaron continuar con las medidas de prevención porque la situación se “podría complicar en mayo y junio”.
En línea con esta reunión, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, tuvo un encuentro el viernes con sus pares de Salud provinciales, con el mismo fin. Previo a ello, el jueves por la noche el presidente, Fernández, en una sorpresiva cadena nacional, advirtió sobre los retrasos en la llegada de las vacunas y pidió no viajar al exterior.
El jefe de Estado habría acelerado la toma de la decisión después de leer un exhaustivo informe realizado por la profesora Sharon Peackock, consejera científica del primer ministro británico Boris Johnson. El estudio, titulado “Mutaciones del Covid-19, pasado, presente y futuro”, sostiene que el virus se multiplica más fácilmente en los adultos mayores por tener éstos un sistema inmune debilitado y que la variante surgida en Manaos (Brasil) se caracteriza porque hace al virus más agresivo y más contagioso.
“Los conceptos arriba comentados (1 y 2) dan sustento a la necesidad de adaptar las prácticas de vacunación en la Argentina: privilegiar la vacunación a adultos mayores, personas con preexistencias, discapacitados, sus cuidadores y personal de salud de primera línea”, concluye el texto.
