La madrugada del 18 de enero de 2020, Fernando Báez Sosa fue asesinado a golpes y patadas por un grupo de rubgiers, en la puerta de un boliche, mientras pasaba sus primeras vacaciones en Villa Gesell. “No se cuenta nada de esto a nadie”, “lo recagamos a palos mal”, “ganamos igual” y “caducó” son algunas de las frases que representan la violencia de un crimen que sacudió al país.
El ataque se produjo en plena temporada de verano del año pasado, minutos después de que la víctima y los acusados fueran echados de un boliche ubicado sobre la Avenida 3, donde ambos grupos habían tenido un encontronazo, en el que Fernando intervino para separar. El homicidio generó un fuerte impacto a nivel nacional y volvió a poner el foco en la participación de jóvenes vinculados al rugby en hechos de violencia.
Según registraron cámaras de seguridad privadas y públicas cercanas al lugar del ataque, así como imágenes tomadas por testigos de la agresión, Báez Sosa fue golpeado entre las 4.41 y las 5 mientras conversaba con sus amigos en la vereda frente al local bailable Le Brique y, tras caer al piso, recibió trompadas y patadas en el cuerpo y en la cabeza.
El joven quedó inconsciente y fue asistido en el lugar por personal policial y por una turista que le realizó maniobras de reanimación cardiopulmar, tras lo cual fue trasladado en ambulancia al Hospital Arturo Illia, donde finalmente falleció. La autopsia determinó que murió de “un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a traumatismo de cráneo”.
En base a información aportada por testigos, efectivos de las Jefaturas Departamentales de Villa Gesell y Pinamar encabezaron horas más tarde un procedimiento en una vivienda ubicada en la Alameda 202, donde se hospedaban diez rugbiers oriundos de Zárate, quienes fueron aprehendidos en el marco de una causa iniciada en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6, a cargo de la fiscal Verónica Zamboni.
Los rugbiers imputados
Los jóvenes, imputados luego por el delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, fueron identificados como: Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (20), Luciano Pertossi (19), Lucas Pertossi (21), Enzo Comelli (20), Matías Benicelli (21), Blas Cinalli (19), Ayrton Viollaz (21), Juan Pedro Guarino (19) y Alejo Milanesi (19).
La vivienda fue allanada y se secuestraron teléfonos celulares, que en peritajes posteriores realizados por la Policía Federal aportarían chats e imágenes que permitieron a la fiscal establecer que “la totalidad de los imputados” tenía “plena conciencia” de habían matado a Fernando, “pese a lo cual, todos ellos huyeron del lugar, y se escondieron”.
Tras las detenciones, se ordenó además la aprehensión de Pablo Ventura, otro joven oriundo de Zárate, que según indicó al menos uno de los rugbiers al personal policial, había participado en el ataque y había escapado de Gesell en un auto. Fue detenido horas más tarde en su casa, y trasladado hasta la localidad balnearia, pero tres días después fue excarcelado por el juez de Garantías David Mancinelli, y finalmente fue sobreseído por falta de elementos.
Los rugbiers fueron sometidos a ruedas de reconocimiento, y ocho de ellos fueron identificados entre los agresores por parte de los amigos de la víctima. El 29 de enero, los diez fueron trasladados a la Penitenciaria 6 de Dolores, y el 10 de febrero recuperaron la libertad Guarino y Milanesi -los únicos no reconocidos-, aunque continúan imputados como partícipes necesarios.
Los ocho restantes permanecieron con prisión preventiva en esa unidad hasta que fueron derivados a la Alcaidía 3 del penal de Melchor Romero, en La Plata, el 13 de marzo, seis días antes de que se declarara la cuarentena a nivel nacional por la pandemia del coronavirus.
En el marco de la investigación del caso, se estableció que los acusados intercambiaron mensajes tras el ataque, a través del grupo de WhatsApp “los delboca3”. En uno de ellos, enviado a las 4.55 del día del crimen, Lucas Pertossi escribió: “Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia... caducó”. Del celular de Lucas Pertossi se incorporó además un video en el que “se ve cuando la víctima cae al piso, por haber recibido un fuerte golpe”, según consta en la causa.
En otro mensaje, Ciro Pertossi advirtió a las 6.06: “Chicos no se cuenta nada de esto a nadie”, y según la fiscal, “esta conversación podría tratarse de un planteo o pacto para guardar silencio entre ellos mismos sobre lo sucedido; corroborando ello la participación de todos en el hecho, como así también la total premeditación”.
Por otra parte, una serie de cotejos de ADN realizados determinaron el hallazgo de sangre de Fernando en la camisa de Benicelli, y material genético compatible con Cinalli en la uña del dedo meñique de la víctima, lo que “denota que al defenderse durante la agresión lastimó” a ese imputado. A su vez, una pericia escopométrica estableció que una huella identificada durante la autopsia en el rostro del joven asesinado correspondía con la impronta del calzado secuestrado a Thomsen.
A partir de estos elementos y de los testimonios y material fílmico y fotográfico aportado al expediente, Zamboni solicitó el último 17 de noviembre que sean sometidos a juicio los ocho rugbiers que continúan detenidos por el hecho, y que los dos que se encuentran en libertad sean sobreseídos.
Tras este requerimiento, el juez Mancinelli notificó sobre los pedidos de sobreseimiento a los abogados a los Fernando Burlando y Fabián Améndola, quienes representan a los padres de Fernando, Graciela Sosa y Silvino Báez.
Los querellantes estuvieron de acuerdo con casi todo lo planteado por a fiscalía, salvo con el sobreseimiento de Milanesi, el que consideraron prematuro, por lo que pidieron que sea sometido también a juicio. Aún falta que se expida el defensor de los rugbiers, Hugo Tomei, quien podría solicitar que los acusados sean juzgados por un jurado popular.