La demanda por el dólar reapareció y mostró su cara más temida: en apenas tres días, la divisa norteamericana escaló 4,6% y alcanzó un nuevo máximo histórico en la plaza mayorista pese a los nuevos planes de acción que puso en marcha el Banco Central para contener la avanzada y que incluyeron una fuerte suba en la tasa de referencia para dejarla cerca del 60% anual.
El recalentamiento no se produjo por las compras de los pequeños ahorristas sino por la decisión de los grandes jugadores del mercado de dolarizar sus carteras. Esos movimientos provocaron que el billete se encarezca $1,85 y termine la semana a 41,30 en el sector mayorista, donde se define la cotización de referencia para el Central.
El viernes la autoridad monetaria recurrió a una nueva estrategia para tratar de debilitar la ola compradora. La entidad que preside Guido Sandleris decidió desdoblar las subastas diarias de las Letras de Liquidez (Leliq) con las que trata de seducir a los bancos y así contener el flujo circulante de pesos.
Antes del mediodía, el Central colocó Leliq por un total de 104.865 millones de pesos y habilitó una suba de 4,9 puntos porcentuales en la tasa de interés promedio, que se ubicó en 56.765%. Y más tarde, adjudicó otros 101.326 millones de pesos y volvió a subir la tasa hasta llevarla al 57,894%.
De esta manera, la tasa de las Leliq volvió a nivel que tenía el 14 de enero pasado y revirtió todo el proceso descendiente que la autoridad monetaria aplicó durante el llamado "veranito" financiero, cuando el dólar supo mantenerse por debajo del piso de la zona de no intervención y le permitió al BCRA hacer compras en el mercado para fortalecer las reservas (ayer terminaron en U$S68.575 millones).
El ajuste de clavijas del Central no fue suficiente para recortar el salto del dólar en la plaza mayorista, donde el billete verde cerró el viernes con un salto de 7 centavos respecto al jueves.
Sin embargo, en las pizarras de casas de cambio y de bancos, el billete verde pareció desinflarse ayer tras haber tocado en la sesión previa su máximo histórico de $43,41. En la última sesión de la semana, la moneda estadounidense perdió $1,14 en el spot minorista y culminó a $40,28 para la compra y a $42,26 para la venta. Allí, el saldo de la frenética semana fue un avance de $1,43.
Entre las múltiples explicaciones sobre por qué sube el dólar no parecen encontrarse novedades. La Argentina continúa siendo el más expuesto de los países emergentes a los movimientos de inversores que buscan posiciones de mayor seguridad y que se reactivaron en los últimos días.
El encanto por el dólar también golpeó con fuerza a Colombia, a Brasil y a Chile, sus monedas perdieron 2,47%, 2,37% y 1,94%, respectivamente en la última semana. Pero en el mercado local el impacto tomó otra dimensión por los crecientes temores en torno al futuro político y a los datos oficiales que siguen dando muestras de lo peor de la recesión y que incluso evidenciaron que la inflación de enero fue mayor a la prevista (2,9%).
En el Gobierno nacional aseguraron a través del ministro Dante Sica que el temblor cambiario no representa una preocupación porque se enmarca en el esquema de bandas establecido por el Central y que contempla saltos aún mayores: el techo de la zona el lunes se ubicará en $50,327. Sin embargo, el propio Mauricio Macri encabezó reuniones con los jefes de su equipo económico para analizar la situación.
Mientras en la Casa Rosada esperan el alivio con los dólares de la cosecha gruesa, la próxima semana el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne se reunirá con la directora del FMI, Christine Lagarde. La expectativa es que ambos anuncien la llegada del próximo desembolso por 10.700 millones de dólares.