Una joven participó de una "fiesta cosmética" y terminó arruinando su cara para siempre, con un labio monstruosamente grande. Se trata de Rachael Knappier de 29 años. Ocurrió en la ciudad de Leicestershire en Reino Unido.
En estas celebraciones la gente se emborracha y se somete a intervenciones estéticas no quirúrgicas. Rachael tomó unos tragos de más y aceptó que le colocaran toxina botulínica en el labio superior, según ella, para corregir un defecto que tenía.
"Mi amiga estaba entusiasmada con una esteticista, con lo genial que era, y decidí probar", explicó la mujer al sitio The Sun.
Pero el resultado fue el peor: Rachael terminó con el labio súper hinchado y con muchísimo dolor.
"La esteticista, quien yo pensé que era una enfermera, no me pidió que firmara ningún consentimiento así que me debería haber sonado una alarma de peligro. Pero al estar en una fiesta con amigas le quité seriedad al tema de inyectarme cosas en la cara", reconoció Rachael.
La aplicación casera costó unos 220 libras (282 dólares) contra unas 300 libras (383 dólares) que le pudo haber costado si hubiese ido a una clínica especializada en estética.