El hallazgo del ARA San Juan trajo algún tipo de alivio para las 44 familias de los tripulantes que estaban en su interior. Sin embargo, no trajo tranquilidad aún para el ministro de Defensa, Oscar Aguad , y la conducción de la Armada.
Aunque se logró la tan esperada localización de la nave, el hecho de que la empresa Ocean Infinity estuviera casi por retirarse antes de hacerlo, y de que se haya encontrado en un lugar que ya había sido rastrillado varias veces, plantean dudas que habrá que esclarecer.
La más importante, quizás, es qué ocurrió en la ventana de dos horas y veinte minutos transcurridos entre el momento en que dejó de tener conexión satelital, a las 8.30 -y también una hora después de comunicar su última posición- y la explosión detectada por los sensores marinos internacionales, registrada a las 10.51, que coincidiría con el momento en que la nave implosionó.
Dado que aún no se conoce si será posible traer el submarino o parte de él a la superficie, es difícil saber cuándo podrá resolverse ese interrogante. Mientras tanto, surgen otras dudas, relacionadas con el operativo de búsqueda. Uno de ellos es por qué la compañía dejó para último momento la inspección del sitio donde finalmente estaba.
Resulta difícil de comprender porqué el lugar del hallazgo fue el sitio en el que prácticamente la búsqueda había comenzado. Sin embargo, antes de elucubrar teorías hay que tener en cuenta que Ocean Infinity acordó con el gobierno argentino que iba a cobrar los US$7,5 millones pactados solo si encontraba el ARA San Juan, y que cumplió el plazo mínimo de 60 días a riesgo propio, y a un gasto de casi US$100.000, mientras que el aporte auxiliar de la Armada costaba US$50.000.
Una semana atrás, el especialista Horacio Calderón había deslizado, en una entrevista con La Nación, que Ocean Infinity habría evitado al comienzo la inspección de las zonas cubiertas de cañadones probablemente por el alto costo que implica poner en el agua la avanzada maquinaria tecnológica de los AUV y los ROV.
Volviendo a la pregunta sobre las dos horas en las que no se sabe qué ocurrió en el submarino; la posibilidad de recuperar el ARA San Juan, que daría más elementos a la jueza Yáñez y a los especialistas para resolverlo, aparece hoy tan distante como lo era hace un año la expectativa de encontrarlo. Es una pieza inerte de 2300 toneladas y en el país no hay tecnología para intentarlo, insisten en el Gobierno; pero eso no impide que muchos de los familiares, que hace un año insistieron en que no se abandonara la búsqueda, ahora lo hagan para que no se abandone la tarea del rescate de los restos y la investigación.