Siete mujeres y cinco hombres como jurado decidirán el futuro de Joaquín Loera Guzmán, alias el Chapo, acusado de narcotráfico y de mantener una empresa criminal que durante dos décadas exportó toneladas de droga a EE.UU.
También fueron elegidos cuatro mujeres y dos hombres como jurados suplentes para este proceso que acapara la atención.
Entre los miembros del jurado, cuya edades van de los 20 y 50 años, hay inmigrantes de Polonia, Etiopía y Asia, así como cuatro personas que hablan español. Están parcialmente aislados y con fuertes medidas de seguridad, con orden del juez de no hablar del juicio.
Para preservar su seguridad, los jurados serán escoltados por alguaciles armados cada día a la corte y sus nombres son mantenidos en el anonimato. Con perros entrenados y aparatos para detectar gas y explosivos, decenas de policías refuerzan la vigilancia en el tribunal de Brooklyn.
Joaquín "Chapo" Guzmán es acusado de liderar el cártel de Sinaloa y convertirlo en la mayor organización criminal del planeta, con el envío de más de 155 toneladas de cocaína a Estados Unidos durante 25 años.
"Este es un caso emblemático para el gobierno, no solo por los supuestos crímenes del acusado sino porque es un caso para dar el ejemplo en la guerra de Estados Unidos contra el narcotráfico internacional", dijo René Sotorrio, un abogado de Miami que defiende a los hermanos Rivera Maradiaga, exlíderes del cartel hondureños Los Cachiros que podrían atestiguar contra el Chapo.
Sotorrio dijo que en más de 40 años de experiencia en casos federales nunca vio medidas tan extremas de seguridad.
Por considerar que puede escapar u ordenar ataques contra testigos que colaboran con el gobierno, el juez federal Brian Cogan, que preside el caso, rechazó el pedido del Chapo para saludar y dar "quizás un abrazo" de unos segundos a su joven esposa Emma Coronel al comenzar el proceso.
Los abogados del Chapo, que se escapó dos veces de prisiones mexicanas, en 2001 y 2015, habían solicitado al juez que permitiese este "gesto humanitario" entre los cónyuges, a quien el gobierno prohíbe hablar por teléfono o verse personalmente desde su extradición a Nueva York hace casi dos años.
Durante el proceso, que durará más de cuatro meses, el jurado deberá decidir si el Chapo, de 61 años, considerado el mayor narcotraficante del mundo tras la muerte del colombiano Pablo Escobar, es culpable o no de 11 delitos de tráfico y distribución de droga, posesión de armas y lavado de dinero. Su condena puede acarrearle la cadena perpetua.
La fiscalía, que prepara el caso desde hace años, asegura que el imperio criminal del Chapo, con tentáculos en las Américas, Asia y Europa, facturó unos 14.000 millones de dólares. Las autoridades nunca pudieron incautar un peso.
El Chapo se declara inocente, pero el gobierno ha presentado montañas de evidencia: más de 300.000 páginas de documentos y al menos 117.000 grabaciones de audio, más centenares de fotos y videos.
Los fiscales han dicho que utilizarán miles de documentos, videos y grabaciones como evidencia, incluyendo material relacionado con el tiroteo en el aeropuerto de Guadalajara, casas de narcotraficantes, la fuga de Guzmán a través de un túnel en 2015 y la operación policial para recapturarlo. "La fiscalía tiene pruebas abrumadoras contra él", estimó Sotorrio.
Habría "decenas y decenas de individuos que de alguna manera han hecho negocios con la organización del Chapo y se han ofrecido como testigos contra él", según Sotorrio.
Los testigos cooperantes que estén en prisión o en el programa de protección de testigos pueden lograr una reducción significativa de su pena, pero la fiscalía estima que ellos y sus familias corren riesgo de vida. Por eso el gobierno pidió al juez que en los bocetos de la corte no se dibujen las caras y peinados de algunos de ellos. En las fotos que se presenten como evidencia, sus rasgos serán esfumados para evitar que sean identificados.
Aunque el Chapo no está acusado de homicidio, la fiscalía asegura que posee pruebas de al menos 33 asesinatos cometidos u ordenados por él. En su celda de Manhattan, el Chapo ha pasado 22 meses aislado durante 23 horas al día.
Los únicos que pueden visitarle son sus abogados y sus hijas mellizas de siete años, pero sólo a través de una mampara de vidrio.