Eduardo San Román (61) es un médico especialista en terapia intensiva, que nació y creció en un conventillo de la Boca. Sin importar las dificultades, su vocación por la medicina fue más fuerte: se recibió en la UBA en 1980, y pasó por distintos hospitales del mundo como el Jackson Memorial Medical Center, de Miami y el Medical Center de la Universidad de Pittsburgh, hasta llegar a convertirse en el jefe de Terapia Intensiva para adultos del Hospital Italiano.
En una entrevista para Clarín, afirma: "Lo importante es ser compasivo. Es el mejor atributo que debe tener un médico". Y destaca que es una destreza que se aprende con el paso del tiempo, especialmente para comunicar diagnósticos difíciles.
Para San Román, el avance de la tecnología permitió que al día de hoy, la terapia intensiva no sea sinónimo de vida o muerte. "En los '60 llegaban sólo los desahuciados. La mortalidad rondaba el 80 por ciento (...) Y ahora está cerca del 14 por ciento. Varía según la especialización y la patología", explica consultado por ese medio. Y agrega: "Lo mejor que le puede pasar a un paciente es tener un médico que se dedique a él".
En este sentido, el experto destaca que es imprescindible la humanización de la terapia intensiva, tanto para el paciente como para los seres queridos que lo acompañan. "La familia también debería participar de las discusiones profesionales y recibir la información adecuada. Si el familiar está sentado al lado del paciente, sin hacer nada, también eso lo angustia o empieza a interpretar mal los sonidos del monitor y le genera estrés. Lo mejor es darle tareas", opina a Clarín.
Para concluir, el especialista reflexiona sobre el rol de los hospitales y la importancia del buen trato en todas las áreas de la medicina. "La humanización tiene que estar en todo el hospital no sólo en la terapia intensiva. Pero la primera humanización es la accesibilidad a la salud. La gente tiene que poder recibir la medicina adecuada, y no que eso dependa de su condición económica", reflexiona. Y concluye: "Además, los hospitales deben invertir más en atención primaria y medicina preventiva. Y menos en papeleo. Por último, los hospitales deberían dedicarse más al trabajo social y la educación para la gente".