Caminando en Beijing por las calles del moderno barrio de Sanlitun, llama la atención un local de puertas de madera con un enorme cartel que dice "Caribe". Aunque por fuera parece solo un bar más, al entrar el visitante se transporta en un abrir y cerrar de ojos a cualquier ciudad latinoamericana de Cuba, Colombia o Costa Rica.
En su interior, chinos y latinos se fusionan en abrazos bajo las luces de colores, sus pies se mueven rápido y los cuerpos se dejan llevar al compás de la salsa y la bachata.
Surgido en junio de 2004, Salsa Caribe supo ser uno de los lugares pioneros de difusión de la salsa y la cultura latinoamericana en una época en la que China recién comenzaba a abrirse a las primeras influencias latinas y caribeñas.
La irrupción de la salsa en China
Corría el año 2000 y, como nueva metrópoli internacional, Beijing abrazaba la cultura de otros lugares con una actitud más inclusiva y participativa. A Wu Gang se le ocurrió, junto con sus amigos, la idea de abrir un bar de estilo y decoración latinos en el centro de la ciudad.
Inspirado por la película "Piratas del Caribe" pintó y decoró el local al estilo latinoamericano y consiguió desde entonces convertirse en un lugar de referencia.
Por aquel entonces, hace ya más de 15 años, llegaba a Beijing Gilberto Romero, un músico venezolano que lidera la banda Savor Latino, encargada de musicalizar las noches de fin de semana en Salsa Caribe.
"La diferencia con el día de hoy es muchísima", relata Romero. Al principio solo cerca de 40 chinos sabían bailar salsa, pero hoy en día hay una asistencia masiva a clubes, festivales y fiestas latinos.
Huo Yaofei, o David como le llaman sus amigos cubanos, fue uno de esos primeros enamorados. "Cuando tenía 21 años, vi por primera vez en mi vida a unos colombianos bailando salsa en un bar en Beijing", cuenta Huo.
Le enamoró la salsa a primera vista y le impactó que hubiera tantos latinoamericanos, estudiantes, embajadores o empresarios, bailando y comunicándose en una pista de baile de Beijing.
Desde aquel momento le engancharon la música y la danza latinas auténticas, y no el baile latino de estándar internacional que había aprendido en la universidad.
Para mejorar su aprendizaje, en 2003 partió a Cuba, donde conoció de primera mano su danza y su cultura, saboreando los matices, las diversidades y los sentimientos detrás.
Al regresar a Beijing, se empezó a dedicar a la difusión de la salsa, comprando sin importar el precio la música original al extranjero, enseñando salsa cada mañana por el canal CCTV5 y dando cursos complementarios en la Academia de Danza de Beijing.
Aparte de eso, organiza clases públicas en Salsa Caribe, una plataforma que le parece única porque allí hay clases y baile todas las tardes sin descanso.
La fusión de música latina y china
A juicio de Gilberto, la salsa es un baile de enorme vitalidad, con un ritmo libre y alegre. La compara con los bailes populares en los parques, fenómeno habitual en todas las ciudades chinas en el que grupos de ciudadanos, muchas veces de edad avanzada, se juntan para practicar todo tipo de danzas.
Aunque los jóvenes no participan normalmente de esta costumbre, ahora, con la salsa, han encontrado una forma perfecta para desestresarse y apasionarse, algo que, para Gilberto, les sirve para expresar sus sentimientos con libertad y sin reservas.
"La música latina se ha incrementado de una manera increíble e indetenible en este país", resalta Gilberto, impresionado por el auge en China de la música latinoamericana.
Sin embargo, como casi todas las canciones de salsa son en español, pocos chinos pueden entender el sentimiento transmitido por la letra. Gilberto decidió buscar un equilibrio entre el ritmo, el estilo y la letra.
"En 2004, con la banda hicimos una versión en salsa de la canción china 'Da hai' ('El mar')", recuerda Gilbeto, y agrega que eligió esta canción por haber visto que muchos chinos lloraban al oírla en una velada para la fiesta del Año Nuevo.
Por lo tanto, Gilberto y su banda hicieron una adaptación y actuaron en un festival musical en Beijing. Les impresionó la gran aceptación del público por la combinación de la música latina con la letra china.
"Dio muy buen resultado y después muchos otros bares me empezaron a pedir la canción", narra Gilberto.
Gracias a las exitosas adaptaciones de las canciones chinas, Gilberto y su banda se hicieron famosos y se convirtieron, hace un par de años, en la banda permanente en Salsa Caribe para el fin de semana, las noches más concurridas.
"Estoy presenciando y experimentando la apertura y la prosperidad del mercado cultural chino. Aquí en Beijing está mi audiencia y deseo seguir cantando para ellos hasta siempre", destaca.
La prosperidad del mercado cultural
A ojos de Gilberto, Zhang Yu, uno de los mejores amigos suyos en China, es el "número 1" de la salsa en el país asiático y el único chino que no sigue las reglas, baila como quiera, se agacha, da vueltas y siente realmente lo que está bailando.
Destaca que, tras hacerse amigo de Zhang, se dio cuenta de que los chinos son capaces de sentir lo que quieren transmitir los latinoamericanos.
A partir de 2008, se organizó varias veces el Congreso de Salsa en Beijing, en auspicio de los principales clubes locales de salsa, y así se aceleró el crecimiento de la difusión de esta riqueza cultural a todo el país.
En este auge, Salsa Caribe es un testigo presente. "Un grupo de aficionados vienen todos los días y son más puntuales que mis empleados", explica Wu.
Durante 2016, año del Intercambio Cultural China-América Latina y el Caribe, Salsa Caribe organizó un festival musical en cooperación con la Embajada de Colombia.
"Los grupos musicales colombianos traen otro tipo de danza, la que influye mucho al desarrollo de la salsa", apunta Wu.
Por su parte, Gilberto afirma que aprovechando la ocasión, "empezamos a demostrar a los chinos que, aparte de la música y la danza cubanas, hace falta conocer otra parte del sabor latinoamericano, como el reguetón o la cumbia".
Con el paso cada vez más firme del desarrollo de esta danza latina en China, un número creciente de los profesionales de salsa salen de Beijing y se trasladan a otras ciudades chinas como Shanghai, Guangzhou y Chengdu, abriendo nuevos espacios de formación del baile de salsa.
Según Wu, dado que los residentes de las ciudades medianas como Chengdu tienen menos estrés laboral y más tiempo personal para relajarse y socializar, la salsa se recibe con mayor júbilo que en la metrópolis como Beijing.
"Se nota una actitud inclusiva y participativa del pueblo chino", dice Gilberto, quien añade que esta fusión se da porque es evidente que China está abierta a lo extranjero.
"Se crean muchas herramientas que ayudan a los extranjeros que llegan a China, como los traductores en línea, el Wechat o hasta los carteles en inglés", enfatiza Gilberto.
"El mercado cultural chino sin duda está lleno de vigor y perspectiva, y sigue creciendo porque desde el 'hecho en China' hasta el 'estilo chino', nuestro país se está internacionalizando", afirma Wu.
(Fuente: Xinhua, escrita en colaboración con Xi Yue)