Sin llamar mucho la atención, Luis Miguel llegó al casino del hotel Wynn, se sentó en una mesa de apuestas y comenzó a jugar. Pero la paz le duró poco y, cuando lo reconocieron, el lugar se alborotó.
Lejos de molestarse, el artista de 48 años se mostró agradecido por los halagos y el amor que le transmitían las fanáticas, que no podían creer tener a "Luismi" sentado a pocos metros y en el mismo hotel en el que ellas estaban.
Los guardias de seguridad trataban de contener a la gran multitud. Mientras él se mostraba calmo, miraba hacia el público y lanzaba un "¡salud!" con su copa en mano.
Está claro que, después del éxito de la serie que contó detalles inéditos de su vida, el Sol de México logró repuntar su carrera y está atravesando un gran momento profesional.
Mientras los fanáticos esperan el estreno de una segunda temporada de la serie, que le dé continuidad a los 13 capítulos de la primera, el cantante se juega unas fichitas en Las Vegas sabiendo que lo que pasa allí, si él está presente, se publica en todas partes.