Donald Trump removió ayer del cargo a la fiscal general interina del país, Sally Yates, quien ordenó a su equipo a no defender el decreto del presidente que impide el ingreso a los Estados Unidos de refugiados y ciudadanos de siete países musulmanes.
Yates envió una carta a su equipo con serias dudas sobre la legalidad y la moralidad del decreto firmado por Trump el viernes. "No estoy convencida de que el decreto sea legal", escribió Yates.
Yates conducía los destinos del Departamento de Justicia desde la renuncia la ex secretaria Loretta Lynch, y debía permanecer en el cargo hasta que el Senado confirme la nominación del legislador Jeff Sessions para encabezar la cartera.
Al final de la jornada, la Casa Blanca anunció el despido sumario de Yates y el nombramiento del Fiscal General del Distrito Oriental de Virginia, Dana Boente, para ocupar el cargo interinamente hasta la confirmación de Sessions.
La Casa Blanca afirmó que Yates "traicionó al Departamento de Justicia al negarse a aplicar una directiva legal diseñada para proteger a los ciudadanos de Estados Unidos".
Trump, por su parte, escribió en Twitter: "Dijo que todo está bien y con muy pocos problemas. ¡Hagamos que Estados Unidos sea seguro de nuevo!".
En otro mensaje, señaló que la implementación de controles más estrictos para permitir la entrada a refugiados "fue parte importante de mi campaña. ¡Estudien el mundo!". "¡Hay muchos tipos malos por todos lados!", advirtió.