El gobierno de Irak y las fuerzas kurdas de ese país lanzaron esta noche el esperado asalto final contra las milicias del ISIS en Mosul, el bastión de la banda terrorista en ese país desde que anunciaron su presunto “califato”, hace más de dos años.
La operación fue anunciada en cadena nacional por el ministro de Irak, Haider Al-Abadi. “Hemos estado peleando contra el ISIS durante más de dos años. Primero empezamos en los suburbios de Bagdad y gracias a Dios ahora intentamos derrotarlos en Mosul. Ojalá sea ésta la batalla decisiva”, dijo el ministro en su mensaje.
Después de un mes de preparativos militares en sus alrededores, el último bastión urbano del ISIS en Irak fue completamente rodeado entre el sábado y el domingo por una fuerza de 60.000 hombres. Los militares iraquíes unieron sus fuerzas a los milicianos kurdos Peshmerga, uno de los grupos de combate más efectivos en su lucha contra la banda terrorista. En el terreno también habían fuerzas especiales estadounidenses, británicas y francesas. Los tres países jugarán un rol central en los ataques aéreos contra blancos del ISIS en el interior de la ciudad.
En el comienzo de la ofensiva para reconquistar la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, los milicianos kurdos Peshmerga llegaron a siete kilómetros de la periferia de ese bastión del Estado Islámico, avanzando desde el nordeste, informó la televisión qatarí Al Jazeera.
La ONU "está extremadamente preocupada" por la suerte de 1,5 millones de civiles en Mosul y teme que "miles de ellos puedan hallarse bajo asedio" de las tropas gubernamentales y convertirse en "escudos humanos" en manos del Estado Islámico, afirmó un comunicado del subsecretario de asuntos humanitarios de las Naciones Unidas, Stephen O'Brien
Además, dijo que hasta un millón de civiles podrían huir de Mosul, en el norte de Irak, a causa de la ofensiva iniciada el domingo por la noche. Sin embargo, los campos de refugiados levantados podrían albergar a solo 60.000, mientras otras estructuras podrían recibir a otras 250.000