Leonardo Fariña hizo referencia a a la causa de "Los cuadernos de las coimas" y habló del chofer Oscar Centeno quien pasó a ser un imputado protegido.
"Quizás fue una carta que se guardó por cualquier eventual problema que surgiera con sus jefes. Está a las claras que cuando tienen que soltarte la mano o hacerte el responsable de todo lo hacen. La fidelidad no es una cuestión que caracteriza mucho al pensamiento o a la ideología kirchnerista", dijo Fariña en La Cornisa.
Y agregó: "El hecho de participar de un delito con esta clase de personas conlleva un riesgo muy grande. En mi caso, por mi falta de experiencia y mis 23 años no le tenía miedo a nadie. Esta persona, con otra edad y otra formación, quizás tomó sus recaudos".
"El eje de la cuestión no es por qué lo hizo Centeno. Es demostrar la calidad probatoria de lo que implican esos libros. Centeno quizás tomó sus recaudos. Mientras lo que haya en ese cuaderno se pueda probar, quién lo escribió no es lo importante", analizó el primer arrepentido por la causa de "la Ruta del dinero K".
Por su parte, habló de la corrupción del durante el kirchnerismo: "Esto no empezó en 2003 cuando subieron a la Presidencia. El esquema es una copia de lo que había en Santa Cruz. Lo maximizaron a nivel nacional. Crearon el Ministerio de Planificación como un súper ministerio. En una sola cartera, tenían Obra Pública, Comunicaciones, Energía, Minería... O sea tenían un presupuesto gigante".
Asimismo, aseveró que el manejo de la plata cambio tras la muerte de Néstor Kirchner y que "lo guardado se tenía que empezar a blanquear, mandar al exterior o a hacer negocios".
El exmarido de la modelo Karina Jelinek estuvo preso dos años en una causa por corrupción, en la que declaró en calidad de arrepentido en abril de 2016. En ese entonces, confesó que transportaba valijas con dinero en negro junto a Martín Báez, con el objetivo de sacarlo al exterior. De hecho, Lázaro Báez terminó en prisión a partir de las pruebas que Fariña aportó.
En la actualidad, el exfinancista vive como testigo protegido y le llevó tranquilidad a Centeno: "Yo siempre me sentí seguro".
