Un nuevo informe de"Periodismo para todos" denunció que el Astillero Río Santiago, considerado uno de los más grandes de Sudamérica, tiene empleados falsos, jubilaciones truchas, descuentos salariales indebidos y bonos por productividad indebidos. El dato sobresaliente es que no terminaron una embarcación en casi diez años.
Tras varias denuncias desde el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, la Justicia investiga si se trata de un "barril sin fondo" que le hace perder dinero al Estado.
Cabe destacar que este año representó un gasto de 3.600 millones de pesos para el Estado (en su mayoría destinados a sueldos). Un 99% del presupuesto del establecimiento se cubre con aportes del Gobierno bonaerense, mientras que el 1% restante es financiado por las operaciones del astillero.
Un aspecto en el que pusieron la lupa es que, según la denuncia, el sindicato estatal ATE -representa a los empleados del astillero- realiza descuentos de $1.600 a todos los trabajadores en concepto de gastos de almuerzo. Sin embargo, sólo 1.220 de los 3.300 trabajadores utilizan el comedor del astillero; esta diferencia representa una cifra cercana a los 51 millones de pesos que irían a las cuentas del sindicato.
En tanto, también investigan jubilaciones truchas. Es que hay una porción de los empleados que presuntamente están jubilados y continúan cobrando su salario aún sin acudir a sus puestos de trabajo. Y esos sueldos tuvieron un gasto para el Estado de 116 millones de pesos.
Además, a todo eso se le suma que algunos empleados se vieron beneficiados por la interrupción del pago del Impuesto a las Ganancias. Es más: los salarios tenían sumas extra por productividad de hasta 50% del sueldo.
Por su parte, Jorge Lanata respondió a las críticas que recibió en las redes sociales. "La gente que está a cargo del gremio y que defiende un astillero que hace 10 años que no es capaz de sacar un barco, y que tiene el caradurismo de pedir plus por productividad, yo les pediría que abran el astillero a la gente", manifestó el periodista.
Y agregó: "Es una caja, un barril sin fondo, donde se va un montón de plata, que es dinero de los bonaerenses".
"Entrar al astillero no fue fácil. Hubo que hacer imágenes con drones, hablar con medio mundo. No querían que entráramos. Y uno aprende que en este laburo cuando te cierran las puertas, te la cierran por algo", sentenció.