Dios salve a la reina. Inglaterra al fin organizó su Mundial, y lo ganó. El nuevo presidente de la Fifa, Stanley Rous, un ex árbitro inglés, inclinó la balanza y los "inventores del fútbol" levantaron la Copa al vencer en la final a Alemania. En Wembley convivía público de los dos más encarnizados enemigos de la Segunda Guerra, y banderas de ambos países flamearon en las tribunas.
Le ganó dos finales. Tras acomodar arbitrajes a placer, Inglaterra y Alemania disputaron una final europea, como para evitar intrusos (Brasil 1958, único campeón sudamericano en el Viejo Mundo). Triunfo inglés por 4-2. En 1960 le había ganado la votación a los alemanes para ser la sede de la Copa.
Gol fantasma. Geoffrey Hurst, único en convertir tres goles en una final. Tras el 2-2 agónico de los germanos, fueron a prórroga sabiendo que no habría penales (se estipulaba un desempate 72 horas después). Anotó el tercero con un remate que impactó en el travesaño y no entró; y el cuarto cuando tres espectadores habían invadido el campo. A Hurts le dieron título de Sir.
"Perdimos 2-2". El título del diario alemán Bild. Un estudio realizado en Oxford 30 años después dictaminó que en el tercer gol, la pelota picó seis centímetros fuera tras rebotar en el travesaño. El juez de línea que lo convalidó, Bakhramov (de Azerbaiyán), murió creyendo que era lícito y en su Bakú natal un estadio lleva su nombre.
Le metieron el perro. Argentina se topó con Inglaterra en Cuartos y perdió 1-0. Expulsaron a Antonio Rattin, el caudillo. Antes de retirarse se sentó en la alfombra del palco de la reina Isabel II. Wembley vociferó "animals". Los argentinos habían pedido el estadio días antes para entrenar y se lo negaron, con la excusa de que había una carrera de perros.
Mala cara. A Rattin lo expulsó el árbitro alemán Kreitlein, con gestos que el jugador de Boca no entendía. Y como no hablaba inglés, pidió un traductor. "Me miró con mala intención", argumentó el árbitro para justificar su decisión. A partir de ese episodio, en el siguiente Mundial se comenzaron a utilizar las tarjetas amarillas y rojas.
Robo. La Copa Jules Rimet fue robada el 20 de marzo de 1966, mientras era exhibida. Estaba asegurada en 30 mil libras, había costado menos de 3.000 y la recompensa ascendió a 6.000. Scotland Yard puso en juego su honor y la Federación Inglesa mandó a construir una réplica, por si acaso. La encontró un perro, envuelta en diarios en un callejón.
Olfato de campeón. Pickles salvó el honor inglés. De recompensa, al perro de raza colie lo dejaron lamer los platos en la cena de los campeones, ofrecida por la Reina. Su dueño, David Corbett, recibió 6.000 libras y lo alimentó con caviar. Protagonizó la película "El espía con la naríz fría" y murió ahorcado por su correa al intentar atrapar un gato en su jardín, en 1967.
Puntualidad inglesa. A las 22 horas el técnico Alf Ramsey, después también nombrado Sir, entraba en las habitaciones de sus futbolistas, les decía "buenas noches" y les apagaba las luces. Había sido parte como jugador del primer Mundial en el que participó Inglaterra, en Brasil 1950. El de la humillante derrota con Estados Unidos.
Arquero de goma. Al arquero Gordon Banks le daban goma de mascar para que se refregara en los guantes y atrapara mejor la pelota. En la semifinal con Portugal habían olvidado comprarla y Eusebio, la Pantera de Mozambique (artillero del torneo con nueve) le quitó el invicto de cuatro partidos.
Al dentista. Un equipo amateur eliminó a Italia. La debutante Corea del Norte le ganó 1-0 con gol de Doo Ik Pak, dentista y sargento del Ejército. Los coreanos nunca pensaron en clasificar y se quedaron sin reservas en el hotel. Los alojaron en un convento. Por no haber relaciones diplomáticas, no se les permitió entontar su himno ni izar la bandera.
"Nuestro fútbol ha muerto". Así titularon los diarios italianos aquella afrenta. Los Azurros justificaron la derrota con una ficción: que Corea del Norte había cambiado a la mayoría de los titulares en el entretiempo, sacando ventaja del parecido entre ellos. Cambiaron el destino para el regreso, de Roma a Génova y de incógnito. Los tifosis los esperaban igual, con tomatazos.
La balada del mariachi. Antonio Carbajal, arquero de México, el primero en disputar cinco Mundiales. Debutó en el Maracaná y se retiró en Wembley, en un 0 a 0 con Uruguay. La Tota recién rescató un punto en 1958, ante Gales, y su único triunfo fue sobre Checoslovaquia (subcampeón) en 1962. Pero se retiró como el arquero más goleado, con 25.
Una fiera. El león Willy, con la bandera del Reino Unido como casaca, es la primera mascota en los Mundiales. Creada por el ilustrador Reg Hoye, tuvo un éxito arrollador. La alternativa era un niño y otros dos tipos de leones, animal que simboliza al fútbol británico. Fue de lo más visto, junto al propio Mundial, que gracias a las primeras transmisiones vía satélite a todo el plantea alcanzó a 400 millones de espectadores.
A la pelota. Los balones de la Copa era tres, de distintos colores: naranja, amarillo y blanco. Y aparecieron en escena los alcanza pelotas. Durante el Mundial el primer ministro Harold Wilson congeló los salarios y en 1967 se devaluó la libra. La consagración inglesa hizo que muy pocos protestaran.