Revancha. Por primera vez, se repiten finalistas: Argentina-Alemania, como en el '86. Por primera vez, se convierten menos de tres goles y uno de los dos rivales no anota (1-0 para los alemanes). Por primera vez, se registra una expulsión: la del zaguero argentino Pedro Monzón, seguida por la de su compañero, Gustavo Dezzotti. Y por primera vez, una selección accede por tercera consecutiva a una final: Alemania.
Leones indomables. Argentina llegaba campeona a Italia, jugó el partido inaugural y lo perdió 1-0 como le había ocurrido en 1982, ante Bélgica. Este vez cayó ante un Camerún que había debutado en España, y se había ido sin perder un partido, ni ganar. En el '90 su andar fluctuante porque empezó con todo y terminó el grupo perdiendo 4-0 frente a Unión Soviética. Igual, los Leones Indomables de Roger Milla llegaron hasta cuartos de final, inédito para un seleccionado africano.
Interesa un pito. Argentina llegó en las últimas a la final ante Alemania, con cuatro bajas por suspensiones y Maradona en una pierna. Sin embargo, el partido se abrió a cinco del final, con el polémico penal que le cobró el mexicano Edgardo Codesal a Sensini. "Revisando la jugada, lo volvería a cobrar. Hubo falta", persistió. Sí aceptó que también debería haber convalidado un penal a Calderón en el primer tiempo.
Por el piso. Apenas 115 goles, 13 de ellos de penal, para el promedio más bajo del historial: un 2.21 muy lejano al 5,38 de Suiza 1954. Hasta Brasil fue criticada por un juego defensivo. La pelota del Mundial, la Etrusco, tenía una capa interna de poliuretano, que la volvía impermeable. En realidad, lo arcos fueron los impermeables.
La mano venía mal. Después del debut con derrota, la Argentina le ganó a Unión Soviética 2-0 pero tuvo una baja considerable: el arquero Nery Pumpido chocó con el Vasco Julio Olarticoechea, su compañero de habitación, y sufrió fractura de tibia y peroné. Lo reemplazó Sergio Goycochea, héroe en las definiciones por penales frente a Yugoslavia e Italia. Atajo dos penales en cada una.
No fue Pájaro en mano. En los cinco partidos jugados hasta ese momento, Walter Zenga no había concedido goles. Llegó con el arco invicto hasta el choque semifinal con Argentina, acumulando 517 minutos. Y Claudio Paul Caniggia se lo arrebató a los 23 del segundo tiempo. El Pájaro vio la segunda amarilla en el torneo, y se perdió la final.
Ganó la apuesta, perdió el partido. El arquero yugoslavo Tomislav Ivkovic puede colgarse una medalla en el pecho: le contuvo un penal a Diego Maradona. Ocurrió en Cuartos de final de la Copa. Cinco meses antes le había atajado otro con su equipo, el Sporting Lisboa, ante el Nápoli por Copa Uefa. "Cien dólares a que no me anotas de penal", lo desafió. Pelusa aceptó y el arquero ganó la apuesta, pero no el partido. Como después sucedió en el Mundial.
La hora referí. En aquel suplementario entre argentinos e italianos, el árbitro francés Michel Vautrot hizo jugar ocho minutos más en el primer tiempo. Después confesó que se había olvidado de mirar el reloj. Se jugó en Nápoles, en el San Paolo, donde la adoración por Maradona hizo que el público italiano estuviera dividida.
Kaiser y emperador. Se tomó revancha de 1986 y levantó la Copa en 1990. Franz Beckenbauer lo hizo como técnico, como en 1974 como jugador. Igualó de este modo el récord de Mario Zagallo. El Lobo brasileño le saca ventaja, porque ganó la Copa como futbolista en 1958 y '62, como técnico en 1970 y como integrante del cuerpo técnico de Carlos Parreira en 1994. Pero el Kaiser lo superó en algo: campeón y capitán.
Esto no es vida, es un bidón. A los 39 del primer tiempo de un baile infernal que le pegaba Brasil a Argentina en Turín, los jugadores aprovecharon una pausa para refrescarse. Galíndez, utilero argentino, le cedió a Branco, lateral brasileño, una botellita verde de la que ningún Albiceleste tomaba. "De esa no", le gritó Maradona a Olarticoechea. Contenía un tranquilizante, Royphnol, y Branco jugó dopado.
Veneno de escorpión. En la exótica Colombia, donde asomaba la leonina cabellera del Carlos Pibe Valderrama, también sobresalía el arquero, René Higuita, autor del despeje llamado "el escorpión". Audaz para salir jugando, lo intentó en el tiempo suplementario frente a Camerún, se la quitó Roger Milla y Colombia afuera. Higuita se retiró a los 42 años, y en la década del '90 estuvo preso por consumo de cocaína.
A cara o cruz. Holanda e Irlanda igualaron puesto en el Grupo F, y se emparejaban en todo. Resultado, goles a favor, diferencia de goles. Para estos casos atípicos, la Fifa todavía contemplaba el sorteo por una moneda. Lo ganó Irlanda, quedó primera del grupo y enfrentó a Rumania, para avanzar a Cuartos. Holanda salió segundo, se cruzó con Alemania y el futuro campeón lo sacó en Octavos.
Nunca es tarde. En el último minuto de la prórroga, a los 119 de iniciado el cotejo, David Platt le dio la victoria a Inglaterra sobre Bélgica en Octavos de final. Había ingresado como suplente y señaló el gol más tardío de los Mundiales. Pase de Paul Gascoine, figura de la Selección británica, que entró en un infierno. "Llegué a consumir sólo whisky y cocaína", confesó. Se rehabilitó en 2018.