Carnaval del Norte. Con un Pelé de apenas 17 años (el más joven en convertir goles en un Mundial), Brasil consiguió su primera Copa del Mundo en 1958. Venció al local Suecia en la final por 5-2. Cambiar la camiseta dio resultado, aunque esa tarde usó una azul, porque la amarilla era para el anfitrión, cuyo plantel era amateurs.
Genio y figura. En el Maracanazo, Edson Arantes do Nascimento tenía sólo 9 años y al ver llorar a su padre por la increíble final con Uruguay, le vaticinó: "No llores, algún día ganaré la copa". Obtuvo tres, el único en el mundo. Su padre lo había bautizado Edson por Thomas Edison, otro genio. Y después de sus dos goles en la final con Suecia, la revista francesa Paris Match lo llamó Le Roy. Es decir, "O Rei".
El 10. Pelé utilizó, y popularizó, el 10 en la camiseta. Sin embargo, le tocó ese número de casualidad ya que eran por orden alfabético. El astro casi se pierde el Mundial por una lesión en la rodilla. Le aplicaban toallas calientas para aplacar los dolores en las articulaciones. Y debutó porque el capitán Nilton Santos se plantó ante técnico Vicente Feola y pidió por Pelé y Garrincha: "O juegan ellos, o no jugamos nosotros".
El gran simulador. Manuel Francisco Dos Santos, llamado Garrincha por un pájaro típico de Brasil, feo y de movimientos extraños, era el gran gambeteador. Su pierna izquierda era seis centímetros más corta; los pies chuecos y la columna torcida. Compró una moderna radio en Suecia y la regaló porque no entendía el idioma. Tuvo 14 hijos, murió a los 50 años por alcoholismo y se dijo que el cuerpo había desaparecido de la tumba.
Sin bicampeones. Italia y Uruguay no clasificaron a la Copa en Suecia. Los uruguayos, eliminados por Paraguay en el estadio Defensores del Chaco, en ese entonces conocido como Estadio Uruguay. Y Alemania, campeón cuatro años antes, quedó eliminado en semifinales por el representativo local, apodado "el equipo de hierro". Habría nuevo campeón, Brasil, y se convertiría en el más campeón de todos.
Poco Ángel. La Selección argentina volvió a los Mundiales. Improvisada. Viajó en clase turista, y sin conocimiento de los rivales. Ángel Labruna, con 39 años, se sumó de apuro. Checoslovaquia la goleó 6-1. La peor catástrofe del historial Albiceleste. Al regreso en Ezeiza, el plantel fue recibido a monedazos por una multitud de cerca de 10 mil hinchas enfurecidos. Los jugadores se refugiaron en una quinta en Monte Grande.
Alerta amarilla. No parecía Argentina. Y menos cuando debió vestirse con casaca amarilla. Contra Alemania, el árbitro inglés pidió que cambiaran para no confundir los colores. No había otra en la utilería y la Selección argentina usa la del club local, el IFK Malmo, color amarilla. Otra falencia, la AFA no envió cocinero e improvisó con un empleado del bufete de Nueva Chicago, que sólo sabía preparar bifes a la criolla.
Araña Negra. Unión Soviética disputó su primer Mundial y Lev Yashin, su estupendo arquero apodado la Araña Negra, fue el primero en utilizar guantes. Cuando enfrentó a Brasil, se produjo el debut de Pelé y Garrincha. "No sabía que se podía jugar así al fútbol", confesó maravillado el entrenador de la URSS.
Cero que valió. En Brasil 0 – Inglaterra 0 se dio el primer empate con marcador en blanco de los Mundiales, tras cinco ediciones. El Scrath se destapó en la final, con el 5-2. Ninguna Selección anotó tantos en una finalísima. Además, el Scratch es el único seleccionado sudamericano campeón en Europa.
Pantalla caliente. El torneo se transmitió para más de 60 países. Suecia dispuso de 12 estadios de primer nivel y la concurrencia total trepó a 880 mil espectadores.
Reino desunido. Por primera vez en un Mundial, participaron Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales. Los irlandeses, católicos, pidieron no jugar los domingos para ni ir en contra de la religión. La Fifa no aceptó. Unico rival al que pudo vencer Argentina. Gales llegó por un repechaje contra Israel (al que los países árabes no querían enfrentar). El primer "lucky losser" de la historia.
En pelotas. Suecia pretendía conservar la pelota del Mundial, justamente porque era diseño de una firma sueca. Pero la de la final se la llevó Mario Américo, masajista de la Selección brasileña, que la había escondido en el vestuario tras la vuelta olímpica. Se adjudicaba haber sido quien curó a Pelé de la dolencia en la rodilla, y sentía que merecía esa pelota.
Despegue. Boby Charlton, estrella del seleccionado inglés, fue superviviente del accidente en el avión en que viajaba con el plantel de Manchester United en febrero en 1958 en Alemania. La llamada "Tragedia de Munich", por la falla de los motores en el intento de despegue en una pista helada. Seis meses después jugó el Mundial. Y en 1966 se consagró Campeón del Mundo.
Botín de oro. Just Fontaine nació en Marruecos, y jugó para Francia en 1958. Y convirtió 13 de los 23 goles de los galos, para el tercer puesto. Es aún hoy el máximo goleador de un Mundial. Se había quedado sin botines y se los prestó un compañero suplente, que calzaba el mismo número. Una doble fractura de tibia y peroné truncó su carrera en 1960, cuando apenas contaba con 27 años.