DE VIDA O MUERTE. "Que Dios lo ayude si llega a fracasar". El mensaje del dictador fascista Benito Mussolini, al técnico de Italia, Vittorio Pozzo. No conforme, Il Duce visitó al plantel antes de la final con Checoslovaquia y le advirtió: "ganen o si no, crash". Lo dijo haciendo señas como de un corte de cuello. Mussolini no entendía un pito de fútbol, sí de propaganda al régimen. La política se metía en el fútbol, de la peor manera.
FORZA ITALIA. Luis Monti, Raimundo Orsi, Enrique Guaita y Atilio Demaría eran argentinos y jugaron para Italia como "oriundis", hijos de italianos. Doble Ancho Monti había disputado la final de 1930, y en ese momento lamentó: "Hace cuatro años me quería matar si ganaba la final, ya ahora me van a matar si la pierdo". El único caso en la historia en jugar dos finales con selecciones distintas.
NO DESAFINÓ. Raimundo Mumo Orsi, nacido en Avellaneda, jugó para los Azurros y anotó el 1-1 ante los checos en la final, para ir al alargue. Además de ser un delantero movedizo y con gol, se destacaba por tocar el violín. En los Juegos Olímpicos de 1928 lo hizo en París, junto a Carlos Gardel, quien había invitado a los argentinos a su show en un cabaret. Cantó La cieguita.
LE AFLORÓ LA TANADA. La Selección argentina decidió participar de la Copa del Mundo a último momento, y lo hizo con futbolistas amateurs. La dirigió el italiano Felipe Pascucci, radicado en Argentina e italiano de nacimiento. En plena concentración en Bologna se fue a visitar a su madre en Florencia, y a una novia en Parma. La Selección perdió ante Suecia 3-2 y quedó afuera, porque era eliminación automática.
A ESTIRAR LAS PIERNAS. La delegación Albicelste viajó en el Neptunia, y la única práctica previa a la Copa del Mundo fue en Santos (Brasil), contra los trabajadores del puerto. Pasaron más tiempo en alta mar que en el torneo. El arquero titular, Héctor Freschi, era de Sarmiento de Chaco. Había jugadores de Barracas Central, Estudiantil Porteño, Dock Sud. Y de Unión de Santa Fe, Godoy Cruz y Gimnasia de Mendoza.
CAMPEÓN DEL ENOJO. En represalia al boicot europeo para su Mundial, el campeón Uruguay desistió de asistir al torneo para defender la Copa. Participaron 16 selecciones, tres más que en 1930, y sólo Argentina y Brasil por Sudamérica. Terminó último Estados Unidos (sufrió la peor goleada, 7-1 a manos de Italia). Las camisetas tenían escote en V y escudos de las federaciones. El esquema de juego varió del 2-3-2-3 al 2-3-5.
LO QUE HAY QUE PONER. Italia, por imposición de Mussolini, tenía que ser campeón. Tuvo que disputar eliminatorias, único caso para un anfitrión, y goleó a Grecia en la ida 4-0 (en el entretiempo metió un cambio, algo no permitido). No hubo revancha. Tiempo después, la Federación Griega estrenó su sede en Atenas, se dice que con dinero italiano, casi medio millón de dólares de la época.
VALE TODO. Por cuartos de final, Italia-España libraron una batalla. Empataron 1-1, con alargue, y al día siguiente desempataron. En total 210 minutos, el más largo de los Mundiales. En el primer duelo, el Divino Zamora, ídolo español, salió con dos costillas rotas. En el desempate, el árbitro suizo René Mercet anuló dos goles válidos de los españoles e ignoró una falta al arquero Nogués en el gol italiano. Lo expulsaron del arbitraje de por vida.
JUEZ Y PARTE. En la final con Checoslovaquia, los italianos hicieron el saludo fascista hacia el palco donde estaba Mussolini, vestido de militar. Y el árbitro sueco Ivan Eklin saludó de la misma manera, con el brazo extendido. Los Azurros ganaron la Copa del Mundo y también otra, entregada por Mussolini, seis veces más grande. De premio, 1.700 dólares por cabeza. Y más importante aún, salvar la cabeza.
AVE CÉSAR. Cuando terminó el saludo de los italianos con brazos extendidos hacia Mussolini, el arquero y capitán Planicka bromeó con un "Ave César, los que van a morir te saludan". Así lo hacían los gladiadores. En el equipo checo también sobresalió Nejedly, artillero de la copa con cinco tantos. Como Stábile en 1930, el goleador salía del equipo subcampeón.
LA MANO DEL ENTRENADOR. Vittorio Pozzo, además de técnico resultó un intuitivo seleccionador. Le dio la titularidad al arquero Giampiero Combi, a borde del retiro. Rescató del alcholismo a Attilio Ferraris: "Deja tus cigarros y bebidas y vienes conmigo a ganar el Mundial", lo invitó. Y lo principal, puso en la misma habitación de la concentración a Luis Monti y Ángelo Schiavio (goleador italiano), quienes no se podían ni ver.
BELLA VISTA: Leopold Kielholz, Poldi para los amigos, jugó para la Selección de Suiza con anteojos. Por ser corto de vista, utilizaba gafas con cristales de seguridad. Aun con ese impedimento, era uno de los delanteros principales del equipo Helvético y anotó dos goles: frente a Holanda en el triunfo por 3-2.
DE PASEO: Por primera vez hubo eliminatorias y la de Estados Unidos y México fue peculiar: se disputó en Italia, apenas tres días antes del inicio del Mundial. Ganó USA 4-2, con cuatro de Aldo Donelli, quien además jugaba futbol americano. Los mexicanos quedaron varados en la península porque su Federación les tenía tanta fe que habían sacado boletos para un mes después. Jugaron amistosos para recaudar fondos.
TERCER REICH. Por primera vez se disputó partido por el tercer puesto y Alemania derrotó a Austria por 3-2. En la final, desfilaron las banderas de los países que ocuparían el podio y los alemanes mostraron una con la esvástica del Nazismo. En aquella copa flameó por primera vez la bandera de la Fifa.
EL SUEÑO DEL ESTADIO PROPIO. Giuseppe Meazza, Peppino, fue la estrella. Considerado el mejor futbolista de Italia en los Mundiales (bicampeón en Francia 1938), su padre había muerto en combate en la Primera Guerra Mundial y su madre lo hacía salir a la calle descalzo para que no jugara al fútbol. Jugaba lo mismo y fichó para el Inter, que al morir, rebautizó el estadio San Ciro de Milan con su nombre, en 1979.
PRIMERA PLANA. Para la final se acreditaron 277 periodistas de 29 países. Casi todos para periódicos, aunque el partido se transmitió también por radio. Rivadavia lo hizo con Argentina-Suecia, y fue el primer partido de la Selección que se siguió por radio. Relatos a cargo de Luis Elías Sojits, periodista, actor y ex corredor de autos.
MOMIFICADO. Egipto fue la primer selección africana en tomar parte de un Mundial. Sacó pasaje al vencer en Eliminatorias por 7-1 a Palestina, que en su formación titular contaba con británicos, judíos y un solo árabe. Los egipcios perdieron 4-2 en el único partido que sostuvieron, frente a Hungría. Volvieron a jugar un Mundial recién en 1990, nuevamente con Italia como país organizador.
EL DERRUMBE. La final tuvo como sede el Estadio Nacional del Partido Fascista de Roma, con capacidad para 46 mil personas. Conocido como el Viejo Stadio Torino, recibió a Italia en el debut y en la definición del torneo. Simbolizaba el régimen de Mussolini. Lo demolieron en 1953, y construyeron el estadio Flaminio.