La esperanza de vida a nivel mundial aumentó en 10 años entre 1980 y 2015, según una investigación publicada hoy en la revista especializada "The Lancet".
Una mujer nacida en 1980 tenía una esperanza de vida media de 63,7 años, mientras que en la actualidad es de 74,8 años. En el caso de los hombres pasó de 59,6 a 69,0 años.
El motivo principal para este incremento es el éxito de la lucha contra enfermedades infecciosas como el VIH, la malaria o la diarrea en los últimos diez años, afirman los autores del estudio, de la Universidad de Washington en Seattle. La cifra mundial de muertes por sida se redujo en un tercio hasta los 1,2 millones entre 2005 y 2015. En cuanto a la malaria, la cifra disminuyó un 37 por ciento hasta los 730.000 muertos en ese mismo periodo de tiempo.
"Vemos países que han mejorado mucho más rápido de lo que se puede aclarar con los ingresos, la educación o la tasa de natalidad. Y todavía vemos países -entre ellos Estados Unidos- que son mucho menos saludables de lo que deberían atendiendo a sus recursos", resumió Christopher Murray desde el Instituto de Evaluación de la Salud de Seattle.
Siete de cada diez muertes en el mundo se deben a enfermedades no contagiosas, entre ellas dolencias cardiovasculares, diabetes, derrames cerebrales, demencia y también al abuso de drogas.
Los factores de riesgo de muertes prematuras y problemas de salud más extendidos en el mundo son la tensión alta, el tabaquismo, el elevado nivel de azúcar en sangre, el sobrepeso y la desnutrición infantil, apunta el estudio. Desde 1990 aumentaron sobre todo los problemas relacionados con el sobrepeso y la adicción a las drogas. En Europa los países del este y Rusia son los más afectados por los problemas de alcoholismo y drogadicción.
Sin embargo, disminuyeron las muertes relacionadas con el uso de instalaciones sanitarias poco higiénicas, aunque junto al tabaquismo y la contaminación del aire sigue formando parte de los cinco mayores riesgos para la salud. Aunque la cifra de fumadores disminuyó a nivel mundial, en 2015 hubo 6,4 millones de muertes asociadas al consumo de nicotina, 300.000 más que en 2005, apuntan los investigadores.
En comparación con 2005, en 2015 murió casi un tercio menos de mujeres durante el embarazo y el parto. La cifra asciende a 275.000 en todo el mundo, sobre todo en los países más pobres. En el caso de los niños pequeños, la cifra de muertes se redujo a la mitad gracias a medidas contra la malaria, el sarampión y la diarrea.
Para este gran estudio recopilaron datos un total de 1.870 expertos de 127 países y regiones.