La Clínica Mayo, ubicada en Estados Unidos, organizó un encuentro en octubre, para que Andy Sandness pudiera conocer a Lilly Ross, la viuda de Calen «Rudy» Ross, el hombre que donó su rostro para que le fuera trasplantado. La operación de 56 horas fue un éxito y 16 meses después el paciente se animó a mostrarse.
Ross, con su pequeño Leonard en brazos, se dirigió hacia Sandness, y las lágrimas brotaron de sus ojos cuando se abrazaron con fuerza. La mujer se encontraba nerviosa antes de la reunión, temerosa de recordar a su marido, que se quitó la vida. Pero su estrés rápidamente se desvaneció, al comprobar que, sin los ojos, la frente o las mejillas fuertes de Calen, no se parecía a él, se dijo a sí misma, según informa The Guardian.
Ross se alegró de ver a un hombre cuya vida había cambiado a través del regalo de su marido, diez años después de esconderse de los espejos.
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