Bajo fuertes medidas de seguridad, más de 21.600 armas fueron trituradas y fundidas hoy por orden de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC) en la planta de Tenaris Siderca, unos 70 kilómetros al norte de Buenos Aires. La mayoría eran armas cortas, calibres 9 y 22 milímetros, aunque también había más antiguas que siguen usándose en la comisión de delitos.
"Es la segunda destrucción de este año, se suman a las 25.000 armas que destruimos en agosto. Provienen en su mayoría de depósitos judiciales y policiales y son las que se filtran al mercado ilegal. Sacar esta enorme cantidad previene que se vuelquen al delito'', afirmó Natalia Gambaro a la agencia AP.
De esta forma, Argentina intenta cumplir además con uno de los compromisos asumidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo de Naciones Unidas, que apunta a la destrucción de armas circulantes. Según Gambaro, en 2015 se produjeron entre 8.000 y 8.500 muertes por armas en hechos violentos, suicidios o accidentes en todo el país, con lo que su destrucción también apunta a desincentivar la violencia en distintos ámbitos.