Un supuesto artículo científico de la viróloga china Li-Meng Yan y otros 3 investigadores sugiere que el virus SARS-CoV-2 no se originó en la naturaleza, como muestra la evidencia científica, sino que fue creado en el laboratorio. La noticia sobre el estudio fue difundida por varios medios de la Argentina, pero el documento no fue publicado en una revista científica y hace afirmaciones que no están respaldadas por datos.
No es la primera vez que se publican desinformaciones y teorías conspirativas sobre el origen del nuevo coronavirus y ocurrió algo similar cuando irrumpieron otros virus como el VIH/Sida en los '80, el SARS en 2002 y el de la gripe H1N1 en 2009.
El trabajo lleva como título "Características inusuales del genoma del SARS-CoV-2 que sugieren una modificación sofisticada en el laboratorio en lugar de la evolución natural y la delineación de su probable ruta sintética" y no fue publicado en una revista científica ni revisado por pares.
Por el contrario, fue subido a un sitio web llamado Zenodo que permite el posteo gratuito y libre de resúmenes, libros, preprints, presentaciones, videos y hasta audios sin ningún tipo de control o verificación. Tanto los científicos consultados por Chequeado como otros a nivel internacional señalan falacias en el texto y la falta de evidencias aportadas por sus autores.
"Aunque a simple vista el documento esté disfrazado de artículo de investigación, utilizando un formato y jerga técnica específica del área, en una lectura rápida se observa la falta de rigurosidad, la selección arbitraria de elementos en detrimento de otros que van en contra de su narrativa y la falta de sustento de todas y cada una de sus afirmaciones", explicó a este medio el virólogo Humberto Debat, investigador del INTA en Córdoba e integrante del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica de SARS-CoV-2.
"Este preprint no puede tener ninguna credibilidad en su forma actual", dijo a Newsweek Andrew Preston, experto en patogénesis microbiana de la Universidad de Bath (Reino Unido). El artículo "no se basa en una interpretación objetiva del genoma del SARS-CoV-2. Las interpretaciones realizadas no están respaldadas por datos, no están fundamentadas y están en gran medida enunciadas pero no explicadas", agregó Preston. Se trata de "un preprint bizarro e infundado", opinó en Twitter Carl Bergstrom, biólogo evolutivo de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos).
Omisión de información
Una de las afirmaciones principales del estudio es que “el SARS-CoV-2 muestra características biológicas que son incompatibles con virus zoonóticos de origen natural”.
Para Debat, el trabajo ignora toda la información genómica reciente de coronavirus que hay sobre murciélagos y pangolines: "Es como si el reporte hubiera sido escrito el 10 de enero cuando se publicó el genoma de SARS-CoV-2. De tal modo que toda su línea narrativa está basada en la similaridad de SARS-CoV-2 y los coronavirus SARS-like ZC45 y ZXC21 reportados en 2018 que solo tienen un 89% de identidad genómica con SARS-CoV-2 y por lo tanto en su línea narrativa diversos aspectos genómicos les resultan 'inusuales' con respecto a otros coronavirus".
Hasta el momento, los estudios indican que el SARS-CoV-2 se relaciona filogenéticamente (comparte ancestros cercanos) con 2 coronavirus de murciélagos. "El trabajo de Li-Meng Yan no toma en cuenta los coronavirus RaTG13 de Rhinolophus affinis (una especie de murciélago) de la provincia de Yunnan que tiene 96% de identidad del genoma completo con SARS-CoV-2 y RmYN02 de Rhinolophus malayanus (otra especie), que comparte 93,3% de identidad con SARS-CoV-2 en genoma completo y 97,2% de identidad en el gen 1ab y tampoco numerosos coronavirus derivados de pangolines", analizó Debat.
"Haber ignorado toda la información genómica relacionada a coronavirus de pangolines es crucial para haber llegado a tantas conclusiones erróneas como el origen artificial del motivo de enlace al receptor (RBM) del SARS-CoV-2. Hay fuerte evidencia que demuestra que el RBM del SARS-CoV-2 surge mediante la recombinación de virus SARS-like con coronavirus naturales identificados de pangolines, lo cual se considera un paso crítico en la evolución de la capacidad del SARS-CoV-2 para infectar a los seres humanos", señaló Debat.
Afirmaciones sin evidencias
En términos generales, el artículo proclama evidencias de manipulación del virus en el laboratorio que no son tales. Menciona, por ejemplo, la utilización de los coronavirus de murciélago ZC45 y/o ZXC21 como "columna vertebral" para la creación del SARS-CoV-2.
Algo que, según le explicó a Chequeado Carolina Torres, profesora de la Cátedra de Virología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA e investigadora del Conicet, no es posible. "Estos virus presentan una distancia genética sumamente grande que imposibilita que sean virus parentales directos (más de 3.600 nucleótidos distintos a lo largo del genoma). Por lo tanto, la aseveración sobre que la supuesta cercanía genética que demuestra manipulación no tiene sustento", sostuvo.
La publicación también utiliza como argumento que el sitio de corte (la secuencia dentro de una proteína que una enzima puede reconocer y por donde corta) por furina (la enzima que corta) no está presente en ningún otro coronavirus presente en la naturaleza.
"No es cierto que sea el único virus que posee el sitio de corte polibásico. Uno de los coronavirus que deciden excluir arbitrariamente del análisis (RmYN02) posee una inserción con un sitio similar. Su descripción en otro coronavirus relacionado implica que puede surgir de forma natural. De todos modos, este sitio polibásico también está presente en otros coronavirus que infectan humanos", analizó Torres, miembro de la Sociedad Argentina de Virología (SAV).
Otro punto del trabajo es que los sitios de restricción (la secuencia esta vez dentro del genoma, que una enzima es capaz de reconocer y cortar) habrían permitido manipular el genoma del virus.
"Todos los genomas poseen numerosos sitios de corte de enzimas de restricción y, en particular, otros coronavirus poseen los mismos sitios que aquí llaman la atención. En forma natural, las enzimas de restricción son proteínas presentes en algunos microorganismos que reconocen patrones de nucleótidos -sitios de corte- y cortan genomas a modo de protección. Si se utilizaran las enzimas cuyos sitios de corte estos autores describen como evidencia de manipulación ("smoking guns") se obtendrían al menos 14 fragmentos del genoma y haría el proceso del hipotético clonado molecular prácticamente imposible", señaló Torres.
Se originó en la naturaleza
Existe consenso a nivel científico sobre el origen natural del SARS-CoV-2. La evidencia muestra que el SARS-CoV-2 no es un virus que se haya producido en un laboratorio: la estructura no es la que corresponde a la manipulación de un genoma y no hay nada que indique que fue creado a partir del patrón de otro virus. Los investigadores han observado todas las características notables del SARS-CoV-2 en coronavirus relacionados en la naturaleza. Una perspectiva genómica sobre su origen natural está disponible aquí.
Como lo señalaba una carta firmada por 27 expertos y publicada en la revista The Lancet "científicos de múltiples países han analizado genomas del agente causal y los resultados concluyen, de forma abrumadora, que este coronavirus se originó en la vida silvestre (acá, aca, aca, acá, acá, acá y acá) al igual que muchos otros patógenos emergentes. Las teorías de la conspiración no hacen más que crear miedo, rumores y prejuicios que ponen en peligro nuestra colaboración global en la lucha contra este virus".
Las autoridades internacionales de salud pública, incluida la Organización Mundial de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención (CDC) de Enfermedades de Estados Unidos, también han señalado que todos los datos disponibles sugieren que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal y no es un virus creado en laboratorio.
"Las secuencias de pacientes estadounidenses son similares a la que China publicó inicialmente, lo que sugiere una posible aparición reciente y única de este virus a partir de un reservorio animal", explica una publicación de los CDC.
Quién es Li-Meng Yan
Li-Meng Yan era becaria postdoctoral en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Hong Kong cuando, según su relato, tuvo que huir a Estados Unidos tras supuestamente revelar en diciembre de 2019 que el coronavirus podría propagarse entre humanos. Sin embargo, desde la Universidad de Hong Kong aclararon que Yan "no había realizado ni presentado ninguna investigación sobre ese tema en la universidad de diciembre a enero", según publicó el diario The South China Morning Post.
Como consta en el estudio, la afiliación tanto de Li-Meng Yan como de los otros 3 autores no es una sociedad científica ni una universidad sino la Rule of Law Society, una organización que tiene como misión "permitir que el pueblo de China viva bajo un sistema nacional basado en el estado de derecho, independiente del sistema político de la República Popular China" y "exponer la corrupción, obstrucción, ilegalidad, brutalidad, falso encarcelamiento, acoso e inhumanidad generalizados en los sistemas políticos, legales, comerciales y financieros de China", según se puede leer en su web.
La organización con sede en Nueva York es presidida por Steve Bannon, quien dirigió parte de la campaña electoral de Donald Trump en 2016 y en la actualidad está detenido por fraude, y el multimillonario chino Guo Wengui, quien tuvo que abandonar China en 2015 tras ser acusado de 14 delitos, según consignó la revista Forbes. Los expertos señalan que el financiamiento del estudio plantea dudas sobre sus motivaciones políticas, de cara a las próximas elecciones de Estados Unidos.
"Guo y Bannon han pasado meses difundiendo teorías infundadas sobre los orígenes del coronavirus. La teoría no probada de que el virus se originó en un laboratorio de Wuhan se ha convertido en un tema de conversación popular de la derecha. Trump y Mike Pompeo, el secretario de Estado, han adelantado la teoría, aunque las agencias de inteligencia estadounidenses no han llegado a una conclusión sobre el tema", planteó el periodista del New York Times Kevin Roose.
Esta nota fue producida por Florencia Ballarino para la Red Federal contra la Desinformación (RedDES), una red colaborativa federal de medios creada para producir y difundir verificaciones de rumores y contenidos falsos sobre coronavirus que están circulando a través de las redes sociales. Las vías de contacto son: por mail a redfederal@chequeado.com y /Chequeado en todas las redes. Si te llegó información sospechosa por WhatsApp podés enviarla al 11.3679.0690 para su verificación.