El Gobierno comenzó a preparar la agenda de negociaciones que encarará a partir de las próximas semanas con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que le pedirá al menos tres años de gracia para que el país comience a pagar unos 47.000 millones de dólares de deuda, pero en el medio deberá sortear tensiones geopolíticas que pueden ser determinantes.
Serán "negociaciones duras", prevén el presidente Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán. Y esto es porque al organismo multilateral hay que mostrarle las cartas: metas fiscales y monetarias para los próximos años.
Un estrecho colaborador de Guzmán le explicó a este diario que para el inicio de las negociaciones será clave que se terminen de elaborar las principales variables macroeconómicas del Presupuesto 2021 que se enviará al Congreso.
Tras más de dos años de recesión y cuando aún no se conoce cuál será la dinámica que tendrá el Covid-19 en los próximos meses, en el Gobierno aclaran que buscarán una “aproximación posible” para lo que plasmará en el proyecto de ley.
Tensiones geopolíticas
Después de las duras críticas que enfrentó por los 104 días que le demandó alcanzar un acuerdo con los acreedores externos privados, Guzmán abrió el paraguas y pidió paciencia. "No lo vemos rápido el acuerdo por la cantidad de cuestiones que hay que negociar", dijo el ministro en declaraciones radiales. "Va a llevar meses", sostuvo. Y puntualizó que espera alcanzar un entendimiento recién a principios de 2021.
En este proceso no jugarán solo cuestiones internas del país, sino también factores geopolíticos que tienen incidencia directa en las decisiones que puede llegar a tomar el organismo internacional que conduce la búlgara Kristalina Georgieva. El martes 3 de noviembre se celebrarán en los Estados Unidos las 59 elecciones presidenciales de ese país. El presidente Donald Trump, clave en el empréstito del FMI a la Argentina en 2018, irá por la reelección. En la vereda opuesta, la dupla demócrata: Joe Biden-Kamala Harris.
Ni Fernández ni sus ministros expresaron aun apoyo para Trump o Biden. Pero se observan gestos que hacen prever un apoyo no explicitado para el candidato demócrata. Sin ir más lejos, ayer se generó una fuerte tensión.
América Latina siempre administró el Banco Interamericano de Desarrollo, mientras que Estados Unidos está a cargo del Banco Mundial (BM) y la Unión Europea del FMI. Pero Trump intenta modificar estas reglas tácitas y ubicar en el BID a su candidato, Mauricio Claver.
Claver habló con periodistas latinoamericanos a los que les dijo que Argentina y sus aliados están desarrollando “una táctica obstaculizadora” para dilatar los tiempos y que el BIDelija autoridades después de las presidenciales de los Estados Unidos. “Cualquier intento de secuestrar una elección a pesar de un reglamento muy claro sería no solo no democrático, sino también un esfuerzo que los Estados Unidos van a enfrentar muy profundamente”, aseguró Claver.
Argentina se sumó el lunes a México, Chile, Costa Rica y Nicaragua en el pedido para postergar la reunión para elegir al nuevo presidente del BID, prevista para el 12 y 13 de septiembre, al considerar que un cargo así “no puede salir” de un encuentro virtual. Y Fernández mantiene a Gustavo Beliz como candidato. Así lo confirmó el canciller Felipe Solá, quien consideró “demasiado importante” esta elección como para hacerla en un momento marcado por las restricciones por la pandemia.
Y un conflicto con Estados Unidos podría complicarlo todo. Ese país tiene una cuota de votación del FMI del 16,5%, alta en comparación con otras potencias como Japón (6,1%), China (6%), Alemania (5,3%), Francia y Reino Unido 4%; entre otros.
Qué dice el Presidente
Fernández por ahora no habla del conflicto por el BID. Y de cara a las negociaciones con el FMI se muestra confiado, pero admite que por la postura que tendrá el Gobierno ante lo que pueda llegar a pedir el Fondo, no será un problema de resolución rápida el refinanciamiento de los 44.000 millones de dólares de deuda más unos 3.000 millones de intereses.
El Presidente dijo que él habló por primera vez con Georgieva en septiembre del año pasado, cuando aún era candidato, y que luego tuvieron otros diálogos. Y le reconoció a la funcionaria el apoyo para el país en su negociación con los acreedores privados.
Según dijo, en esos diálogos le insistió a Georgieva que su gobierno “no está en condiciones de aceptar ninguna condicionalidad, porque la Argentina no está en condiciones de aceptarlas”.
En la gestión Fernández entienden que tras un déficit fiscal de entre 8 y 10 puntos que se registrará este año, será “muy difícil” bajarlo incluso a la mitad en 2021 porque eso demandaría de un ajuste dramático del gasto público. Es que la pandemia dejará un derrotero de pobreza y desempleo que configurarán tensiones sociales complejas de administrar, con presión de gobernadores e intendentes para sostener subsidios y con una elección legislativa por venir.
Por la corresponsalía de Buenos Aires.