Los restos fósiles de una especie de lechuza desconocida hasta el momento fueron encontrados en la zona de los Andes ecuatorianos. El descubrimiento fue presentado por investigadores locales y también argentinos, quienes destacaron su gran tamaño y su particular alimentación: era "caníbal".
Según el informe publicado por el Licenciado Emanuel Pujol, de la Agencia de divulgación científica CTyS de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), el hallazgo se produjo dentro de una pequeña cueva en la provincia de Chimborazo, en la zona conocida como Quebrada Chalán, a 2800 metros sobre el nivel del mar.
Los estudios concluyeron que esta lechuza gigante, de más de un metro y medio de extensión con sus alas abiertas, se alimentaba de diversos mamíferos y aves, incluso de lechuzas más pequeñas. Además, la 'Asio ecuadoriensis" superaba los 70 centímetros de estatura.
Gastón Lo Coco, investigador del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados del Museo Argentino de Ciencias Naturales (LACEV-MACN) y del CONICET, detalló que "las patas de la lechuza gigante eran largas y delgadas, eficaces a la hora de capturar a presas difíciles de someter".
El descubrimiento fue publicado en la revista científica Journal of Ornithology, donde el doctor Federico Agnolin, coautor del estudio, confirmó que el ave "tenía predilección por consumir otras lechuzas de menor tamaño", y agregó que "es una rareza biológica".
"Al encontrar los restos de los animales que habían sido las últimas comidas del Asio ecuadoriensis, pudimos saber que, entre mamíferos y aves, consumía especialmente otros tipos de lechuzas, lo que nos muestra que esta lechuza gigante era prácticamente lo que podría llamarse una lechuza caníbal", explicó Agnolin.
Las exploraciones fueron realizadas por el Departamento de Biología de la Escuela Politécnica Nacional en Quito, entre los años 2009 y 2012, en una de las localidades fosilíferas más importantes de Ecuador. Allí hay restos en cenizas volcánicas endurecidas de entre 20 mil y 42 mil años de antigüedad.
"Pensamos que el cambio climático que ocurrió hace unos 10 mil años, cuando concluyó la Era de Hielo, y fue responsable en parte de la extinción de los grandes mamíferos, también fue responsable de la extinción de estas grandes aves predadoras de las cuales quedan en la actualidad muy pocas especies, como las grandes águilas de las selvas y los cóndores andinos", concluyó Agnolin.