Cazadores furtivos mataron a la única jirafa blanca en Kenia y a su cría. El hecho ocurrió en la reserva de Ishaqbini Hirola, en el condado de Garissa, y causó la indignación de buena parte de los usuarios en las redes.
A través de un comunicado, el gerente de la reserva, Mohammed Ahmednoor, informó que los esqueletos, cuyos restos tienen ya cuatro meses, fueron hallados por guardabosques y residentes locales después de una larga búsqueda. Sin embargo, aún no se pudo identificar a los cazadores.
Además, afirmó: "Este es un día muy triste para la comunidad de Ijara (área en la que está la reserva) y Kenia en general". Y agregó que la muerte de las jirafas es "un golpe a los pasos dados por la comunidad para conservar especies excepcionales y únicas, y una llamada de atención para un apoyo continuo a los esfuerzos de conservación". Lo cierto es que, en tiempos en los que se toman especiales cuidados para la preservación de las especies y del medioambiente, el hecho resulta insólito.
Las jirafas habían sido descubiertas en 2017 y habían sorprendido a todo el mundo. El motivo de su color tiene que ver con una condición genética llamada leucismo, que hace que la pigmentación de las células de la piel sea menor, aunque no es exactamente igual que el albinismo.