La Superliga estuvo al alcance de la mano, pero River no supo aprovechar la mínima ventaja que disponía y la decepción se apoderó de un plantel que llegó al límite desde lo físico para la recta final del campeonato.
"En un vestuario golpeado, espero tener palabras para este momento. A veces es mejor no decir nada", expresó Marcelo Gallardo, equilibrado y triste por un empate en Tucumán que lo dejó con las manos vacías y mudó el festejo a la Bombonera.
Los jugadores de River no efectuaron declaraciones a la prensa después de la igualdad en el estadio Monumental José Fierro. Solo el "Muñeco" enfrentó los micrófonos y respondió preguntas para explicar una nueva frustración luego de la final de Copa Libertadores insólitamente perdida ante Flamengo de Brasil en Lima, en noviembre del año pasado.
Los rostros del plantel "millonario" dentro del micro, al partir del estadio, exhibían gestos de bronca y congoja por la oportunidad perdida. El empate ante Defensa y Justicia, una semana antes en el Monumental, dejó secuelas y en Tucumán, la tristeza no tuvo fin.
Gallardo deberá incentivar a sus dirigidos como ya lo hizo en reiteradas ocasiones, aunque en honor a su perfil competitivo, seguramente haya un reto porque la Superliga, el torneo que se había tornado en una obsesión, no pudo conseguirse y para peor, el campeón fue Boca de arremetida en la última fecha.
"Ahora hay que manejar este dolor, la tristeza, y el lunes tenemos que volver a carretear. Ya lo hemos hecho antes", manifestó Gallardo con esperanza sobre el futuro.
El "Muñeco" reveló en la sala de prensa del José Fierro que la planificación de la última semana se basó pura y exclusivamente con la final de la Superliga como prioridad, por eso dejó en un segundo plano la goleada sufrida con suplentes el miércoles en el debut por la Copa Libertadores ante la Liga Deportiva Universitaria en Quito.
"Con ese estimulo hicimos una preparación corta y específica y por ahí podíamos tener algunos inconvenientes físicos porque el equipo llegaba con mucho desgaste. Tendremos que trabajar para agregar combustible a los jugadores que lo necesiten. Veremos cómo nos acomodamos de cara a los partidos que tendremos de acá en adelante", indicó.
El River de Gallardo siempre se alimentó de desafíos inmediatos ante cada traspié. Como sucedió en 2015 con la goleada de verano ante Boca por 5-0 que luego se borró con la obtención de la Recopa ante San Lorenzo o en la caída en el superclásico 2016 por 4-2 en el Monumental, que se maquilló con la Copa Argentina.
El antecedente más reciente de ello se remonta a la Copa Argentina 2019, con el éxito ante Central Córdoba de Santiago del Estero, luego de la dolorosa derrota frente a Flamengo en Perú por la final de la Copa Libertadores.
Esta vez, River no tendrá un reto cercano, una revancha a la vuelta de la esquina. La Copa Libertadores, que empezó esquiva, y la Copa de la Superliga son los próximos compromisos, el próximo miércoles y sábado, respectivamente, aunque no son definitorios.
"No tenemos un desafío cercano para que nos estimule para salir rápido de esta desilusión. Será un desafío nuevo. El dolor no pasará y lo vamos a padecer varios días. Son cosas normales. Esto no se borra de un día para el otro. Hay momentos que debemos pasar y digerir", indicó Gallardo Solo el tiempo dirá si River saldrá rápido de esta situación. El pasado demostró que lo hizo varias veces y podría hacerlo una vez más, en esta ocasión, a mediano plazo.