El presidente Alberto Fernández expresó este miércoles un durísimo discurso dirigido a los más grandes empresarios de la Argentina. Cara a cara les exigió que frenen las subas de precios que no tienen –dijo- una lógica más que alimentada por las expectativas de lo que pudiera llegar a pasar, mientras las variables que les inciden en los costos de producción están estabilizadas.
Fue un discurso que fue de un extremo al otro. Abrió con críticas a todo lo llevado adelante por el macrismo, con un elíptico cuestionamiento a los hombres de negocios que apoyaron abiertamente el plan de gestión de Mauricio Macri entre 2015 y 2019, a pesar de que el mismo estaba llevando la Argentina al "borde del precipicio".
La alocución fue en un almuerzo con organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp). Fernández asistió acompañado del canciller Felipe Solá y del diputado nacional Andrés "Cuervo" Larroque, uno de los líderes de la agrupación política La Cámpora, cuya líder política es la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El Presidente se sentó a la mesa, en medio de Daniel Funes de Rioja, presidente del Cicyp y uno de los vicepresidentes de la Unión Industrial Argentina, y de Alejandro Bulgheroni, dueño de la petrolera Pan American Energy. En la mesa también estaban Daniel Pelegrina, jefe de la Sociedad Rural, y Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Otros que rodearon al jefe de Estado fueron Miguel Acevedo (UIA), Eduardo Eurnekian (Cámara Argentina de Comercio), Julio Crivelli (Cámara Argentina de la Construcción), Javier Bolzico (Asociación de Bancos Argentinos) y Eduardo Macchiavello (de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos), entre otros.
Este evento fue el primer encuentro del año de la entidad que nuclea a los hombres de negocios más importantes de la Argentina. Se llevó a acabo bajo la consigna "Desafíos Agenda 2020" en el Salón Versailles del lujoso hotel porteño Alvear, en Recoleta.
Una recepción elogiosa
Funes de Rioja recibió con un fuerte abrazo al Presidente. Los hombres de negocios se empujaban para saludar al mandatario. Y al subir al escenario para abrir el evento, el industrial dijo que era un "honor" la presencia presidencial. Dirigió todo su discurso amistoso al protagonista estelar. Y le aclaró, de entrada, que estaban "ansiosos" por escucharlo y "comenzar el diálogo". Ese ida y vuelta, acotó, podría cooperar para empezar a "dejar atrás la grieta" que hoy divide a la sociedad.
“Usted, Presidente, habló de reglas claras, marcos tarifarios sostenibles y un sistema financiero que ofrezca créditos accesibles para la producción. Estamos absolutamente de acuerdo con eso, Presidente”, expresó Funes de Rioja al abrir el evento. Y agradeció la convocatoria a “superar las tensiones” históricas entre los distintos sectores privados y públicos que hizo el mandatario el 10 de diciembre pasado.
"El empresariado está para trabajar a su lado", agregó Funes de Rioja. "Estamos dispuestos a cooperar y trabajar con usted", añadió. Se refirió a las metas programáticas establecidas por Fernández en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso el 1 de marzo pasado. "La tribuna del Cicyp es suya, para honor nuestro", concluyó.
Tras darse un abrazo con el también presidente de la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL), Fernández subió al escenario. "Estoy casi seguro que aquí estoy hablando con gente que valora mucho más la producción que la especulación para ganar dinero, que es lo que hacen los empresarios. Por la senda por la que íbamos eso no estaba pasando. La especulación financiera era mucho más importante", dijo.
Con una sonrisa en el rostro, el jefe de Estado dijo que "claramente" él necesita que todos "entiendan en qué lugar está parada la Argentina". "Íbamos derecho al precipicio, pero el 10 de diciembre hemos podido girar y evitar el precipicio. Con el consumo en marcha, la producción se recupera", sostuvo al destacar las medidas que viene tomando para generar una mayor demanda en el mercado interno.
Fernández aclaró que él sigue convencido que si se le da la mano a los que están peor, todo irá mejorando. "Primero los últimos", dijo señalando el piso con su dedo índice. "Y de ahí… que todos ganen", agregó. "Primero la urgencia y después los problemas estructurales. Y cuando yo hago hincapié ante los empresarios, ante el sector que mejor está en el sentido de que está en una posición más cómoda que los otros, lo hago porque no podemos vivir en una sociedad en la que el hambre va consumiendo a vastos sectores y seguir impávidos como si eso no ocurriera".
Agradecimiento y diagnóstico
Fernández dijo que sus palabras son de "gratitud", porque en esa mesa la Copal y el campo se han involucrado para atacar el hambre. Y continuó con el tiempo que viene. Se refirió a una economía compleja, porque el nivel de endeudamiento que existe condiciona mucho el desarrollo. Este año el país debe pagar 43.000 millones de dólares por capital y 14.000 millones por intereses. "Esto es increíble, incomprensible e inadmisible que haya pasado", afirmó.
Fernández dijo que para el Gobierno la Argentina debe terminar de una vez y para siempre con el "perverso mecanismo" de pensar que el endeudamiento es la solución de los problemas fiscales que tiene la Argentina. "El endeudamiento tiene sentido si es para que la Argentina crezca, pero para financiar el déficit público no es una buena idea", expresó. E indicó que cuando la deuda tiene las características de la que tomó el macrismo, con abultados vencimientos en el corto plazo, directamente "es un suicidio".
“Gracias a Dios, los argentinos en octubre bajaron el arma de la sien, la dejaron a un costado y empezamos a ver cómo salimos del problema. Hemos sido muy honestos desde el primer día. Desde la campaña electoral lo vengo diciendo. Vengo explicándole al mundo esto y el mundo lo entendió. El primero que lo entendió fue el FMI”, expresó.
Sobre el campo
Ahora queda el desafío de crecer, según el Presidente. Y para eso está trabajando el Gobierno, dijo, por lo que hay que ir resolviendo problemas. "Valoro mucho que las asociaciones del campo hayan aceptado y tomado bien la propuesta que hicimos cuando les pedimos que uno de 25 cultivos suban las retenciones, y les hemos demostrado que dialogando podemos hacer las cosas bien. Y como lo hicimos con el campo también tenemos que hacerlo con la industria y el sector financiero".
“Y ese es el camino. Porque ningún país puede avanzar peleándose entre todos. Tiene que haber un punto de equilibrio en el que todos se sientan que ganan. Un país donde algunos ganan y otros pierden no es una sociedad sino una estafa. Una sociedad es un lugar en el que todos ganan”, opinó.
Según Fernández, con el campo se ha demostrado que "todos pueden ganar". Porque puede ganar el Estado cuando el campo ayuda a resolver problemas fiscales. Y puede ganar el sector productivo garantizando que el dinero que el Estado reclama vuelva en auxilio para mejorar la producción del campo. "Porque el campo es un socio estratégico del Gobierno argentino. Porque el campo exporta y es la única forma de conseguir dólares en la Argentina", afirmó.
Reto a los industriales
El Presidente dijo que ahora se inicia una segunda instancia. Se necesita avanzar con los industriales. "Y lo que necesito y los argentinos necesitan es industriales comprometidos con la Argentina, no solo con los resultados de sus empresas. ¿Y por qué digo esto? Porque el sector alimenticio tiene que hacer una revisión de lo que está pasando. Nosotros hemos ayudado a toda la producción a empezar a recuperarse: frenamos las tarifas, los combustibles, abrimos el crédito del Banco Nación. No es posible que con todo eso los precios sigan subiendo. Y en esto voy a serles franco: voy a ser implacable. Porque no estoy defendiendo a un gobierno, sino a la Argentina, a los consumidores".
“Eso tiene que parar, porque no tiene lógica”, continuó. Y agregó: “Vamos a ser inflexibles con este tema. Y lo que puede ser es que los empresarios nos ayuden a contener este tema. Un poco con responsabilidad de ellos. Y un poco viendo si el Estado puede hacer algo en ayudarlos a contener el problema. Pero mucho temo que el problema tiene que ver más que ver con las expectativas que con la realidad. Expectativas que terminamos pagando los consumidores”.