Máximo Thomsen, de 20 años, es uno de los dos acusados de "homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas", por el crimen de Fernando Báez Sosa. Su situación es la más delicada porque, además, ya fue reconocido por cinco testigos.
Ayer, la madre de Thomsen (Rosalía Zárate) fue noticia, cuando renunció a su cargo como funcionaria de la municipalidad de Zárate. Luego, le tocó el turno a su padre, Marcial Thomsen.
El hombre fue el único familiar de los imputados en dirigirse a la prensa el día sábado, cuando finalizó la ronda de visitas a los diez rugbiers, que están alojados en la comisaría 1° de Pinamar.
"Nunca te podés imaginar una cosa así. Es una desgracia. Sólo puedo decir que no hubo un plan para matarlo", fue la frase elegida por Marcial Thomsen.
La semana entrante, continuarán las pericias científicas que darán a conocer mayores detalles del caso. Estas podrían modificar potencialmente la situación para los detenidos.
Desde el lunes, iniciarán los análisis a los celulares y se realizará la scopometría, para determinar fehacientemente a quién pertenece la zapatilla ensangrentada que golpeó a Fernando en el lado izquierdo de su cara. También este día será la última ronda de reconocimientos.
Tras estos avances, está por saberse si los acusados mantendrán la defensa en "mosaico" (es decir, en bloque), o si perseguirán distintas estrategias, según su mayor o menor responsabilidad en el crimen.
Por el momento, todos enfrentar cargos que podrían derivan en la pena de prisión perpetua.