La llegada de diciembre supone alegría y festejos para todo el mundo, sin embargo, hay un reducido grupo de personas y animales que se ven limitados a disfrutar debido a los ruidos que produce la pirotecnia.
Particularmente en las mascotas, el sonido generado por fuegos artificiales o cohetes desordena los indices de ansiedad, ritmo cardíaco y les genera estrés.
Si bien la mayoría de los perros y gatos padecen aversión a los estruendos y los perciben como una amenaza, es necesario saber identificar si el animal está padeciendo un ataque de nervios. Entre los principales síntomas, generalmente, se esconden, muestran aprehensión por los dueños, suelen pegar las orejas a su cabeza y mostrarse muy pegados al suelo; también ladran luego de un fuerte ruido o huyen.
Ante alguna de estas señales, es fundamental tomar precaución para evitar que se dañen o extravíen. Para reducir el impacto negativo de los ruidos altos, es recomendable generar un espacio cálido y amigable para la mascota: evitar las luces muy brillantes y los espacios abiertos.
Otra recomendación para reforzar el "espacio seguro" es comprarle una cucha o una alfombra donde pueden ir sus juguetes o una prenda con el olor de su dueño, así relacionan ese espacio a un lugar donde pueden estar a salvo.
Por último, y siempre con la supervisión de un veterinario profesional y de confianza, se puede administrar una pequeña dosis de ansiolíticos para calmar los nervios y evitar accidentes.
Además, en cuanto a la tradición de la pirotecnia, es posible realizar campañas de concientización para que todos los vecinos estén al tanto de los daños que se pueden ocasionar.
