Evo Morales anunció este domingo su renuncia como presidente de Bolivia luego de que la oposición y las Fuerzas Armadas le pidieran oficialmente su dimisión para "pacificar" al país, en el marco de la crisis que sufre Bolivia desde los cuestionados comicios del 20 de octubre.
"Espero que (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho hayan entendido mi mensaje. No maltraten a hermanas y hermanos. No engañen con mentiras y usen al pueblo", manifestó en referencia a los líderes de la oposición el exmandatario boliviano, que estaba en el poder desde 2006. El mensaje fue transmitido minutos antes de las 18 desde la región central de Cochabamba, su cuna política, a donde llegó en el avión presidencial desde La Paz.
"Quiero decirles que la lucha no termina acá. Los humildes, los pobres, los sectores sociales vamos a continuar con esta lucha por la igualdad y la paz. Es importante decirle al pueblo que es mi obligación como Presidente buscar esta pacificación", dijo Morales minutos antes de las 18 en un discurso transmitido por la televisión boliviana.
Tras versiones de que el exmandatario habría pedido refugio en otros países de América Latina, Morales aclaró que volverá a la zona del trópico de Cochabamba "para estar con mis compañeros", según informaciones de la agencia boliviana de noticias ABI.
"Quiero que sepa el pueblo boliviano, no tengo por qué escapar, que prueben si estoy robando algo. Si dicen que no hemos trabajado, vean las miles de obras construidas gracias al crecimiento económico. Los humildes, los pobres que amamos la Patria vamos a continuar con esta lucha", escribió Morales en su cuenta de Twitter".
Por su parte, el vicepresidente Álvaro García Linera también emitió su renuncia y explicó: "Hemos tomado esta decisión para que no maltraten a más familias, para que no ensangrienten nuestros campos y barrios, para que no golpeen más a nuestra gente" y acusó a las Fuerzas Armadas de haber consumado un "golpe de Estado".
El pedido de las Fuerzas Armadas se da en el marco de la tensión que creció en Bolivia desde las elecciones generales del 20 de octubre, cuando el Tribunal Supremo Electoral proclamó ganador a Morales sobre Carlos Mesa en primera vuelta.
Este domingo por la mañana, Morales había convocado a nuevas elecciones después de que la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) pidió celebrar "otro proceso electoral" al evidenciar "irregularidades". Disconformes con los anuncios de nuevos comicios, opositores pidieron su renuncia.
En las horas previas a la dimisión, varios ministros y asambleístas renunciaron a sus cargos, entre ellos los ministros de Minería, César Navarro, y de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, y el presidente de la Cámara de Diputados de Bolivia, el oficialista Víctor Borda. Luego, también dimitió la presidenta del Tribunal Supremo Electoral de Bolivia, María Eugenia Choque Quispe.
Las primeras repercusiones llevaron desde Cuba, que expresaron su solidaridad. Luego hubo condenas a lo ocurrido por parte del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el expresidente de Brasil Lula Da Silva y líderes del Grupo Puebla.
El gobierno del presidente argentino Mauricio Macri hizo un llamado a "preservar la paz social y el diálogo en Bolivia", mientras que el presidente electo Alberto Fernández dijo que "En Bolivia se ha consumado un golpe de Estado producto del accionar conjunto de civiles violentos".
Horas después de su renuncia, México le ofreció asilo político a Morales y el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, calificó como "golpe de Estado" lo ocurrido. Durante la tarde, la embajada mexicana en La Paz acogió a más de 20 funcionarios y legisladores bolivianos.