Quien asuma la presidencia el 10 de diciembre tendrá un panorama con urgencias económicas y sociales, pero en el Gobierno y en la oposición no dudan que la deuda será una ocupación central y condicionante de la gestión.
También concuerdan que no hay riesgos de default. Eso sí: tendrán que tener mano de cirujano para refinanciar porque la Argentina no tiene los dólares suficientes para pagar. Su riesgo país está en 1.800 puntos, un muro infranqueable para pedir más dinero al mundo.
Hasta el 10 de diciembre vencen letras por 9.546 millones de dólares. Y entre que asuma el próximo Gobierno y el 28 de febrero, por otros 3.400 millones. La actual gestión apunta a una renovación promedio del 40% y a cubrir 2020 con el crédito del FMI y refinanciación.
En la última licitación que realizó Nicolás Dujovne el 13 de agosto ya pagó 7% anual en dólares. Y por instrumentos en pesos que emitió el 26 de julio, abonó 65% anual.
En diciembre la economía anotará un año y medio en recesión. Y, a juzgar por lo expresado este jueves por Mauricio Macri y Alberto Fernández, el consumo será el motor de rebote en 2020. ¿El desafío? Destinar recursos sin sacar de caja al equilibrio fiscal primario.
Los resultados de las elecciones primarias indican que Fernández y Macri son los favoritos para conducir el país entre 2020 y 2023. El primero dice que tendrá que renegociar con el Fondo, mientras que el actual Presidente apela a que inversores y contribuyentes confíen en la pericia de su gestión.
Pero no viene fácil, más teniendo en cuenta los impredecibles avatares de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. El próximo presidente tendrá que afrontar en cuatro años vencimientos de capital (80%) e intereses (20%) por unos 156.200 millones de dólares, según cálculos de la consultora LCG.
Para los analistas financieros de la Universidad Nacional de Avellaneda (UndAv), a esa deuda con acreedores privados hay que sumarle las cuotas del Fondo, por lo que los compromisos ascienden a 178.000 millones de dólares.
Ante ello Fernández, candidato opositor y crítico, expresa en público una visión más dramática. Macri reconoce las complejidades, pero intenta bajar el nivel de alerta ante la necesidad electoral de defender su gestión.
Así quedó explicitado este jueves en el seminario "Democracia y Desarrollo" que el Grupo Clarín organizó en el museo porteño Malba. Ambos fueron entrevistados en el escenario. Pero no hubo encuentro: Macri llegó diez minutos después de que se retirara Fernández.
Lo que ve Alberto
El candidato del Frente de Todos habló primero. Aseguró que "la Argentina no tiene ninguna posibilidad de caer en default" si él es presidente. Y le pidió al Gobierno que deje de decir que él llevará al país por la senda de la Venezuela de Nicolás Maduro, porque esto agrava todo.
Fue Fernández quien generó confusión cuando en una entrevista con Clarín el fin de semana dijo que iba a hablar "uno por uno" con los acreedores. Se entendió que apuntaba a una restructuración de deuda, como la que encaró en 2005 con Néstor Kirchner.
Y este jueves aclaró que no lo prevé. Y agregó: “Nadie puede querer el default como salida”. Le hablaba al auditorio con la certeza de que sus palabras llegaban vía Youtube a Wall Street.
Para Fernández, la situación es diferente a la de hace quince años. La deuda actual fue contraída entre 2016 y 2017 por un gobierno democrático y la que él, Kirchner, Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen restructuraron venía de la dictadura.
Según el candidato, la Argentina tiene que ver cómo genera dólares para pagar esta deuda. Por ello Nielsen y Cecilia Todesca, sus enviados al ministerio de Hacienda, le pidieron el miércoles a Hernán Lacunza que allane el camino para renegociar con el FMI.
El Presupuesto 2020 que elaboró Dujovne y ahora revisa Lacunza dice que la Argentina crecerá 3,5% en 2020. El FMI es más moderado: habla de un 1,1%. Esto, con una inflación que se ubicaría entre el 30% y el 35%. Eso indica que la economía seguirá en serios problemas.
“Me preocupa más el 2021”, expresó Fernández. Emmanuel Álvarez Agis, su asesor, hace cálculos: “No conozco un emergente que defaultee por tener necesidades brutas de refinanciamiento por 14.000 millones de dólares como nosotros en 2020. ¿Cuándo se pone duro? Cuando hay que devolverle al Fondo”.
Por ello, Fernández dijo que para “conseguir dólares para hacer frente a estas obligaciones”, hay que volver a poner en marcha la economía e incrementar las exportaciones. “Si Argentina tiene que pagar hoy difícilmente pueda hacerlo”, afirmó.
La confianza de Macri
El Presidente habló muy poco del frente externo. Se dedicó a reflexionar por qué la sociedad le dio “un palazo” en las urnas. Y, ante dirigentes políticos, sociales y empresariales, se mostró confiado en forzar un balotaje y ser reelecto en noviembre.
Confirmó que hasta el final de su actual mandato no habrá más cambios en el gabinete. Aclaró que no tiene en mente un "plan b" para dar un golpe de timón a su plan económico. Y confió que si da el batacazo electoral, habrá un shock de confianza en los inversores y acreedores.
Al ser consultado sobre los números rojos de su gestión, el Presidente argumentó que los problemas explotaron cuando el mundo cerró el grifo. "Nos quedamos sin crédito para financiar nuestras necesidades y entramos en un proceso recesivo muy duro", narró.
Macri reconoció que su plan de gobierno fue “agobiador y desgastante” para la sociedad. Y prometió un “foco distinto” para su “segundo mandato”. Mientras, Lacunza revisa el programa financiero que heredó de Dujovne por si logran la hazaña en las urnas.
En Hacienda definen que el financiamiento es “fungible”, por lo que estiman que con la renovación el 2020 está a salvo. Hacen hincapié en que contarán con saldos de efectivo mayores a los programados, provenientes de 2019.
Y señalan que los vencimientos de instrumentos de mercado denominados en dólares representan sólo el 35% del total de los vencimientos de bonos para 2020. Entienden en el ministerio, la situación es “manejable”.