Tras años de protestas de grupos ecologistas, las autoridades de Yulin (sur de China) finalmente prohibirán la venta de carne de perro en el festival dedicado a este controvertido consumo que se celebra cada 21 de junio en la ciudad, anunciaron este lunes activistas contra esa celebración.
De acuerdo con un comunicado de las organizaciones china Duo Duo Project y la británica Humane Society International (HSI), que participaron en años pasados en las protestas contra el festival, el Gobierno local de Yulin prohibirá a partir del 15 de junio la venta de carne de perro en restaurantes, mercados y otros comercios.
Quienes violen la prohibición, que llegará menos de una semana antes de que comience el festival y ha sido confirmada a las dos organizaciones por varios comerciantes, podrían ser castigados con multas de hasta 100.000 yuanes (unos 14.500 dólares) o detenidos por la policía, destacó el comunicado.
El gobierno local, contactado por Efe, se negó a confirmar esta prohibición, y responsables de su número local de atención al ciudadano colgaron el teléfono al ser preguntados por ella.
La medida, dictada por el nuevo comisario político del Partido Comunista en Yulin, Mo Gongming, fue recibida con prudencia por las organizaciones, ya que podría ser sólo una prohibición temporal, aunque por otro lado la han calificado de "victoria decisiva" en la campaña para acabar con el consumo de carne de perro en China.
"Es el principio del fin para un evento horripilante, que se ha convertido en el símbolo de un comercio, el de la carne de perro, basado en actividades criminales", destacó por su parte el experto en China de HSI, Peter Li, en alusión a que muchos perros sacrificados en Yulin son robados o secuestrados.
La mayoría de la población china no consume carne de perro, pero el consumo minoritario en algunas regiones del país, como zonas del sur o próximas a la frontera con la península de Corea, aún mueve un mercado en el que entre 10 y 20 millones de estos animales son sacrificados anualmente.
El festival de Yulin, iniciado en 2010 y celebrado con ocasión del solsticio de verano, se ha convertido en un símbolo de estas controvertidas prácticas, ya que en las primeras ediciones llegaron a sacrificarse hasta 15.000 perros.