La ciclista y triatleta austríaca, Nathalie Birli, se entrenaba el martes pasado en los alrededores de la ciudad de Graz, al sudeste de Austria, cuando fue derribada por un auto. En la caída, se rompió un brazo. Esperaba que el hombre que manejaba el vehículo la auxiliara, pero ocurrió todo lo contrario: allí comenzó su secuestro.
El conductor se bajó de su auto y con un tronco le dio un golpe en la cabeza a la mujer de 27 años, que había sido madre hacía 18 semanas. La cargó, desmayada, por sus propios medios y la llevó hasta su casa, en medio del campo.
"Cuando me desperté estaba desnuda, sentada y atada en un sillón, en una casa vieja", explicó la joven al diario Kronen Zeitung. Según el propio relato de Nathalie, el captor la obligó a beber alcohol e intentó ahogarla. Luego la metió en una bañadera llena de agua fría. "Siempre tenía un cuchillo en la mano", reveló.
A pesar de la situación, la ciclista tuvo la cabeza lo suficientemente fría como para encontrar la manera de salir de esa situación de terror. La clave fueron una orquídeas que cultivaba el hombre y que adornaban la casa. Nathalie comenzó a elogiarlas y logró cambiar la actitud del secuestrador.
Según reveló, el hombre dejó de estar "lleno de odio" y se "suavizó" con ella. Le contó de su pasión por las orquídeas, por la jardinería en general y su tormentosa infancia. Le habló de su "padre muerto, su madre adicta al alcohol y las novias que lo traicionaron". La joven aprovechó el momento para pedirle por su liberación y le propuso que haría pasar por accidente lo ocurrido.
"Le dije 'Vamos a fingir que fue un accidente y que me dejaste ir'", reveló. El secuestrador aceptó y la llevó hasta su casa, cargando incluso su bicicleta. "Fui directamente a la casa, cerré la puerta con llave y llamé a mi novio", concluyó Birli.
La policía consiguió localizar la casa. El hombre, de 33 años y con problemas mentales, fue detenido, y ahora la policía investiga si estaría involucrado en otros secuestros no dilucidados.
