Hace ya varios años que mucha gente opta por dejar la multitud de las ciudades para conocer lugares únicos. En este caso, este pueblo fantasma que se encuentra a tan solo seis horas desde Buenos Aires es una de esas ubicaciones que muchas veces no se encuentra en el mapa.
A solo 520 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, el pueblo fantasma de Lumb aparece como un destino ideal para quienes buscan una escapada en pareja diferente, lejos del turismo masivo. Situada en el partido de Necochea, esta localidad apenas cuenta con dos habitantes y es uno de los ejemplos más notables de los pequeños núcleos rurales que forman parte del paisaje de la provincia. Su atmósfera tranquila, la historia que guardan sus edificaciones y la ausencia de servicios turísticos estandarizados la transforman en un rincón atractivo para aventureros y amantes del turismo rural.
Los últimos años vieron crecer la demanda de destinos originales en la provincia de Buenos Aires, especialmente entre quienes priorizan la tranquilidad, la naturaleza y la posibilidad de recorrer sitios fuera de lo común. En este contexto, Lumb destaca entre los pueblos menos transitados, invitando a recorrer caminos de tierra, admirar el silencio rural y conectar con un paisaje detenido en el tiempo.

Lumb: la historia y el presente de un pueblo fantasma en Buenos Aires
El nacimiento de Lumb se remonta a comienzos del siglo XX y lleva el nombre de Edward Lumb, empresario vinculado al desarrollo ferroviario del Ferrocarril del Sud. Su estación, inaugurada en 1908, fue el motor que permitió el crecimiento del pueblo: en sus primeros años, la planificación preveía plazas, iglesia, edificios públicos y espacios verdes que delinearon el sueño de una gran comunidad rural. Para la década de 1920, Lumb ya contaba con dos escuelas, servicios públicos, comercios y una actividad agrícola-ganadera pujante que luego alcanzó su pico en los años 40.
En esa etapa, la población llegó a superar los 500 habitantes. Sin embargo, el declive comenzó con la reducción del tráfico ferroviario y las crisis rurales que afectaron a muchas zonas del interior. El cierre de escuelas, la migración de familias a ciudades mayores y el cese de la actividad económica dejaron a Lumb en la situación de aislamiento que lo define hoy. Apenas subsisten algunas viviendas bajas, antiguos comercios y la estación, todos testigos mudos de un pasado más intenso.
Actualmente, Lumb tiene solo dos habitantes permanentes y carece de servicios turísticos. Pese a ello, recibe esporádicas visitas de viajeros interesados en la fotografía, la historia rural y la posibilidad de descansar completamente alejados del ruido cotidiano.

Qué se puede hacer en Lumb y cómo llegar desde Buenos Aires
Si bien Lumb no ofrece hospedaje ni infraestructura tradicional, el encanto del lugar reside en el paseo entre casas abandonadas, galpones y la vieja estación, así como en la contemplación del horizonte pampeano y la tranquilidad absoluta. Para viajeros curiosos, es una oportunidad para registrar imágenes únicas y experimentar momentos de auténtica desconexión.
El acceso más sencillo desde CABA es a través de la Ruta Nacional 3 hacia el sur y el empalme con rutas provinciales que conducen a Necochea. El tramo final incluye caminos rurales de tierra, por lo que se recomienda controlar el clima antes de emprender el viaje. Lo habitual es elegir alojamiento en Necochea, San Cayetano u otras ciudades cercanas y planificar una visita diurna a Lumb, disfrutando de un recorrido breve pero memorable.



































