Si uno piensa en botellas con mensajes arrojadas al mar, se imagina una película, pero una joven docente de Patagones se encontró con un tesoro como estos el pasado fin de semana. Fue arrojada 44 años atrás y el autor de la carta soñaba con que alguien la encontrara
Luisina Morando, es la creadora de esta historia que nació de manera inesperada. La joven había ido a pasar el fin de semana largo de Carnaval a Bahía Creek y como la pesca no estaba siendo buena, se pudo a limpiar la playa.
"Agarré un cajón de esos que son los que llevan los barcos pesqueros y empecé a juntar basura", contó Luisina a Diario Río Negro. Fue en este momento cuando encontró semi enterrada una botella que parecía común y corriente, pero al levantarla vio que dentro tenía algo que llamó su atención.
"La guardé y la llevé para la casa donde estábamos parando. Ahí me di cuenta que tenía un papel y estaba envuelto en un nylon. Lo que más costó fue sacar el corcho y después con mucho cuidado abrimos despacito la hoja que estaba húmeda", detalló la docente.
"Sentí una sensación tan linda al leerlo que me emocioné y me dieron ganas de encontrar a esa persona que lo escribió", señaló y comenzó a través de las redes sociales la búsqueda de Miguel J Borges, autor de esa carta con fecha del 2 de febrero de 1975.
Lo que decía el papel era: "Esta botella fue tirada al agua en el balneario Las Grutas, provincia de Río Negro, R. Argentina, el día 7 del 2 de 1975. Quien la recoja, le agradecería escribir informando lugar y fecha del hallazgo".
Los mensajes no tardaron en llegar y gracias a los datos aportados por Elisa Lucía, la mujer logró localizar a los familiares. El número que tenía era de Villa Crespo, Buenos Aires y a pesar de que el primer llamado no fue contestado, del otro lado devolvieron la llamada.
Luisana soñaba con poder hablar con Miguel pero eso no pudo ser ya que fue contactada por su mujer, Mabel Ballestero, y esta le contó que el autor del mensaje había fallecido hacía seis años.
Pero la mujer de 80 años le contó que ella estaba con él cuando tiró la botella al mar y le contó que era algo que hacía siempre. "Me queda un pequeño nudo de tristeza pero también mucha alegría y emoción por lo vivido en este tiempo", sostuvo la joven.
Y esa alegría se deba a que Mabel le aseguró que "si él estuviese vivo, se hubiera emocionado. Porque lo hacía siempre a cada lugar que iba, tirando mensajes al agua y esperando que alguien encontrara ese mensaje. Era un soñador".
Ante esta situación, Luisina le dejó sus datos por si algún familiar viajaba a Río Negro y querían quedarse con esa carta escrita de puño y letra por Miguel, que luego de 44 años fue encontrada.