La Gerencia de Asuntos Legales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en representación del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), presentó una apelación a la resolución dictada por el Juez Dr, Federico Calvete ante la Cámara Federal , ya que considera que incurre en errores procedimentales, técnicos y legales y desconoce argumentos científicos aceptados a nivel mundial por organismos académicos, gubernamentales y ambientales.
La resolución indica que mientras el CADIC debía suspender las acciones sugeridas, los demandantes podrían comenzar a aplicar su propuesta de captura y castración de conejos en el predio de la institución, hasta tanto se lleve a cabo el juicio para tomar una decisión definitiva. La decisión de apelar responde a que no sólo desconoce leyes nacionales y tratados internacionales sino que además ignora conocimiento científico comprobado a nivel mundial: el conejo es una especie exótica invasora en todos las regiones en las que se encuentra, a excepción de Europa, de donde es originario.
La presencia del Conejo de Castilla en Tierra del Fuego, así como en el resto de los lugares que invade, produce daños que pueden ser irreversibles en los ecosistemas nativos. En esta región, el riesgo es mucho mayor ya que los ecosistemas sub-antárticos tienen una baja capacidad de recuperación ante tales agresiones externas. Y así se demostró en el pasado en la provincia: se destruyeron zonas completas de vegetación nativa, arruinando el suelo y también la capacidad productiva de las estancias locales. Por ejemplo, Caleta Josefina y San Sebastián redujeron su productividad en más del 80%, pasando de tener 160.000 ovejas cada una a 60.000 entre las dos, a mitad del siglo pasado. También, al cavar en busca de raíces y para construir madrigueras, los conejos dañan yacimientos arqueológicos y paleontológicos, destruyendo irremediablemente los restos y la información que estos guardan.
"Nuestra ética profesional y, sobretodo, ciudadana nos indica que no, que hay que actuar para proteger los ecosistemas nativos. Muchos de los integrantes del CADIC son fueguinos de nacimiento y otros por adopción, pero lo que tenemos en común es el valor que le damos a la exuberante naturaleza que nos rodea y la cultura que se asocia a ella y juntos hacen de este fin del mundo un lugar único. Hace cinco décadas que desde el CADIC venimos estudiando la naturaleza y la cultura fueguinas para conocerla y protegerla, porque no se ama lo que no se conoce y no se protege lo que no se ama", expresa el comunicado difundido desde la institución.
Otro factor de gran relevancia es el sanitario. Los conejos son portadores de muchas enfermedades que pueden ser transmitidas a humanos, entre ellas un coronavirus con la posibilidad de establecer un cruce a otras especies; la bacteria que produce el Síndrome Urémico Hemolítico, principal causante de las fallas renales en niños en Argentina; la Tularemia o fiebre del conejo que si bien se trata con antibióticos puede llegar a ser mortal, entre otros virus, bacterias, hongos y parásitos.
A todo lo expuesto se suma una obligación legal: según la tipificación de las leyes nacionales y los tratados internacionales el conejo no sólo no pertenece a una naturaleza que debe ser protegida sino que, por el contrario, es una especie exótica y constituye un peligro que debe ser controlado. En este sentido va también el reciente dictamen del Consejo Provincial de Ambiente de Tierra del Fuego que aconseja atender la problemática de las especies exóticas invasoras en la provincia, prestando especial atención al conejo por ser la segunda especie más dañina dentro de esta categoría, en el territorio.
Finalmente el comunicado hace una breve mención al método alternativo propuesto por la justicia y en respuesta a las asociaciones protectoras: " la propuesta alternativa carece de muchas precisiones por lo cual no sólo no se sabe si sería efectiva (ya que no cuenta con aval científico ni antecedentes prácticos) sino que además es imposible determinar si sería siquiera realizable: no indica las técnicas de captura y castración, los recursos necesarios para llevar a cabo la medida ni el tiempo que tomaría. Además, deja abiertos muchos interrogantes: ¿cómo alojarían unos 200 conejos en un predio de 60 m 2 (esto significa un cuadrado de medio metro por medio metro para cada animal)? ¿Cómo los alimentarían, si la cobertura vegetal de una extensión semejante alcanza para alimentar a un solo conejo durante apenas una quincena? ¿Cuál sería el impacto para estos animales de ser capturados, intervenidos quirúrgicamente, trasladados y mantenidos hacinados y en cautiverio por el resto de su vida? Esto sin mencionar el riesgo ecológico que implicaría contribuir a su dispersión, tal como se indica en dicha propuesta".