Dicen los supersticiosos, sobre todo en el ámbito deportivo, que “no hay que gritar los goles antes de tiempo”. Esta frase ha sido adoptada por los precavidos hombres de campo que nos enseñan a “no contar los pollitos antes que la gallina ponga los huevos” y extendida a toda la sociedad bajo la forma de “no abrir el paraguas antes que llueva”.
Será por eso que la diosa fortuna, indignada quizás por tamaña muestra de desprecio a su condición de generadora de riquezas impensadas, nunca les tendió una mano a los muchachos del Club 03632.
Pero a estos simpáticos tresarroyenses, aunque siempre con la esperanza a flor de piel, nunca les importó demasiado el hecho de que la suerte les fuese siempre esquiva.
Es verdad que durante 47 años lo intentaron, se ilusionaron, llevaron su esperanza al pico más alto. Cada uno de sus integrantes se prendió a la radio y luego, con los años, a la pantalla de un televisor, para seguir el sorteo de la Lotería de Navidad. Sin embargo, el resultado ya no importaba demasiado.
Lo cierto es que, previamente, esos nobles muchachos ya habían “despilfarrado” sus millones por las calles de la ciudad, ya habían festejado con cada tresarroyense y por anticipado, la obtención del “Gordo de Navidad”.
El Club 03632 fue un club único en el mundo, no solo por sus características sino también por su metodología de acción.
Su nombre deriva de un número entero de lotería que, allá por el año 1943, cuatro vecinos y amigos tresarroyenses compraron para esperanzarse con la obtención del “Gordo de Navidad”.
Juan Tempone, Antonio Romano, Marcelino Tierno y Miguel Pailhé fueron los protagonistas de aquella primera edición.
Ya no sabemos quién de ellos fue el más optimista de todos o quien tuvo el palpito de que “se les daba” o aquel que, envalentonado por el hada dulce del alcohol, decidió sumarse al juego; juego que con los años se convirtió en una tradición que crecía más y más.
Cada año con el Entero 03632 en la mano, aquellos muchachos recorrían en una caravana las calles de Tres Arroyos, “regalando los millones” que se ganarían horas después.
La idea era simple: consistía en la organización anual de una celebración anticipada por ganar el “Gordo de Navidad”.
Para tal fin se elegía un Rey que era el encargado de organizar los festejos, su mandato duraba exactamente un año, hasta las celebraciones de la próxima edición donde se traspasaba el mando y la responsabilidad a otro tresarroyense.
El Club 03632 fue sumando adherentes dispuestos a colaborar en la compra del billete, en la organización de la fiesta o para participar en los festejos que consistía en una opípara cena en la que nunca escaseaba nada y eran cada vez más multitudinarias.
Se trabajaba todo el año para esa única noche, se recaudaba lo necesario para los festejos y luego de la rendición de cuentas, se donaba el dinero restante a organizaciones de bien público.
La ciudad de Tres Arroyos se conmovía durante esa jornada previa al sorteo siendo participes del colorido desfile que se organizaba.
Durante la “Caravana de la Victoria”, siempre encabezada por los recién casados “el Gordo de Navidad y su novia, la Diosa Fortuna” se repartían y sorteaban regalos para grandes y chicos, en algún punto céntrico donde se congregaban antes de asistir a la comilona. El desfile generalmente recorría las cuatro principales plazas de la ciudad, repartiendo a su paso caramelos y golosinas.
Hubo ediciones en las cuales a la tradicional caravana se sumaban autos antiguos y carrozas haciendo aún más majestuoso el recorrido.
Ya durante “La cena de la Esperanza” y puntualmente a la medianoche, entre número artístico y número artístico, se procedía a la elección del nuevo Rey, y al respectivo traspaso de mando, con capa, bastón, collar y corona, como corresponde a un buen soberano y por supuesto que se continuaban “despilfarrando los millones” con más sorteos entre los presentes.
Al día siguiente de la celebración, Tres Arroyos entero seguía el sorteo del Gordo de Navidad ya sea por la radio o posteriormente, con los años, a través de la televisión, con la esperanza y la adrenalina que causaba esperar para escuchar a través de la voz de “los niños cantores” aquel 03632, siempre esquivo, seguido por aquel grito con el monto correspondiente al premio mayor de la Lotería de Navidad.
Luego de 47 años de celebraciones ininterrumpidas, Los cambios en la estructura de la Lotería Nacional, que impedía conseguir el número en cuestión, dejo trunca la celebración del Club 03632, único en su clase en todo el mundo.
Hoy en día el “Gordo de Navidad” ha perdido encanto y terreno, arrasado por los muchos juegos de azar que cada semana reparten fortunas, pero muchos de nosotros todavía recordamos con cierta nostalgia aquellos años y la alegría que a toda la ciudad le regalaba la cofradía del Club 03632.
Me queda el recuerdo latente de aquellas largas jornadas en la casa del abuelo, donde con sus hermanos, se reunían para seguir en sepulcral silencio, el sorteo por la radio.
Todavía muchos de nosotros, seguimos revisando cada año los números ganadores de la Lotería de Navidad, para encontrar por fin, ese 03632 que sigue siendo esquivo luego de 79 años.
