La serie de fracasos burocráticos y políticos para producir aceite de cannabis medicinal en Santa Fe promete llegar a su fin este año. En el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) creen que tendrán una “demanda sostenida” y planean abrir una planta exclusiva para su elaboración.
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“Esto recién empieza. Tenemos un grupo de desarrollo que viene trabajando muy bien en este y otros temas”, afirmó Esteban Robaina, uno de los directores de la institución estatal. Luego del anuncio del gobernador Omar Perotti ante la Legislatura provincial, ratificó que la primera etapa se centrará en abastecer al sistema de salud público y afiliados de Iapos.
Para concretar la iniciativa en esta instancia no hacen falta grandes cambios dentro de la estructura actual del LIF. De momento, adaptaron una zona de las instalaciones actuales e implementaron pequeñas adecuaciones para el etiquetado y el fraccionamiento del líquido.
El objetivo para 2021 es producir mil frascos de 50 mililitros. Aunque están dadas las condiciones para ampliar la capacidad, aclaran que en el horizonte actual todavía no está claro cuándo subirá la demanda real. Mientras tanto, parte del equipo se capacita con expertos internacionales en la diplomatura que abrió la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
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“Tenemos que seguir profundizando. Hay que trabajar en el tema de la concientización y la discusión, sobre todo para los médicos, de lo que significa el cannabis medicinal”, opinó Robaina en diálogo con Vía Rosario.
Producción propia en Santa Fe
Desde 2018 se barajaron varias alternativas para comenzar a elaborar el aceite para tratar a personas con epilepsia refractaria, incluyendo la de importar flores de marihuana desde Uruguay. “Después de evaluar todas las posibilidades y formulaciones en el mercado, decidimos partir de los principios activos”, explicó uno de los directores del LIF.
El laboratorio llegó a un acuerdo para importar cristales de cannabidiol (CBD), el compuesto orgánico que se requiere para el tipo de aceite aprobado con fines terapéuticos en el país. Se trata de un componente natural “separado y purificado”. Con esa materia prima, concluyeron: “Es viable, es seguro y lo podemos hacer en el corto plazo”.
A la hora de explicar cómo se diseñó el proceso, Robaina destacó que este método permite una “formulación con precisión” del medicamento. Para trabajar desde el cultivo hay que despejar muchas más variables, desde la matriz vegetal de la planta hasta la forma de extracción.
La segunda etapa de producción se iniciará a medida de que crezca la demanda. En este sentido, esperan que “haya más prescripciones médicas” para tratar diferentes patologías. Mientras tanto, el aceite santafesino será testeado en la UNR y en la Universidad Nacional del Litoral (UNL) para garantizar un uso seguro.
Convenios y autorizaciones
Al margen del desarrollo del proyecto, Santa Fe ya firmó un convenio con el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez para participar de ensayos clínicos. La iniciativa apunta a comprobar el efecto terapéutico del cannabis medicinal en otras patologías.
De esta manera, el LIF tendrá la posibilidad de producir aceite con diferentes composiciones con el mismo principio activo. Si los estudios científicos aportan evidencia suficiente, se podrá tramitar la autorización legal para su uso bajo receta.
En este escenario, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) tiene un doble papel clave. Además de autorizar la importación de los cristales, el organismo es el que tiene la llave del predio de Ángel Gallardo que aparece como la opción “prioritaria” para cultivar cannabis como materia prima para los medicamentos.
Desde el LIF sostienen que hay varias alternativas más en carpeta para establecer la plantación que requiere la segunda etapa. En cuanto a la compra del cannabidiol, aseguran que el trámite administrativo sigue dentro de los plazos previstos y no esperan demoras u obstáculos.