Damir tiene 7 años y a diario camina 10 kilómetros en el campo para asistir a clases

Damir tiene siete años y a diario camina unos 10 kilómetros, en el gélido invierno de Malargüe o el calor abrazador del verano, para asistir a clases en Agua Escondida.

Damir tiene 7 años y a diario camina 10 kilómetros en el campo para asistir a clases
En invierno o verano, Damir camina a diario 10 kilómetros para asistir a clases.

Damir tiene siete años y a diario camina junto a su papá Daniel, sin importar si es en medio del gélido invierno malargüino o el calor abrumador del verano, unos 10 kilómetros para asistir a clases en Agua Escondida.

Damir es un niño simple, criado en el puesto Los corrales a unos 200 kilómetros de Malargüe, en el sur mendocino, no conoce lo que es una consola de juegos pero si está muy familiarizado con los animales y las rústicas tareas del campo.

Damir junto a su hermano menor, Axel, juntado leña en el campo.
Damir junto a su hermano menor, Axel, juntado leña en el campo.

Mientras camina a la escuela o junta leña en el campo con Axel, el hermano menor, Damir siempre deja salir a flote ese sueño que lo desvela, convertirse en domador de caballos.

“Recorre el camino imaginando que es un caballo, a veces al galope, con su prestancia y su rebenque fabricado en el campo”, contó Elisa Beltrán, la maestra de segundo grado, a Infobae.

Con frío o calor camina 10 kilómetros

Damir asiste a clases al Centro Comunitario Rural Evangélico en el distrito malargüino.

Si bien es un establecimiento educativo albergue por el que están 20 días en la escuela y los otros 10 en la casa de descanso, Damir y Daniel eligieron ir y volver a diario.

Como el Renault 12 del papá está parado hace meses por problemas mecánicos, Damir todos los días 10 kilómetros, de ida y vuelta.

Son unos 10 kilómetros o algo más, entre ida y vuelta, por eso salen temprano emponchados con gorros y guantes. Acá en el campo todo está muy lejos, pero estamos acostumbrados, no conocemos otra vida y creo que tampoco pensamos en eso”, dijo Ivana Ponce, la mamá, al portal Infobae.

Daniel, el papá, acompaña a Damir a la escuela.
Daniel, el papá, acompaña a Damir a la escuela.

Como su sueño es ser domador de caballos, Damir espera ansioso la fiesta de la primavera que se celebra en Agua Escondida cada 21 de septiembre y como es tradición, el espectáculo central es ecuestre.

Como la escuela es evangélica, cada mañana hay tiempo para la reflexión y una oración y “Damir pide siempre lo mismo, que su papá pueda reparar algún día su vehículo”, reveló la maestra. Igualmente al niño “no le molesta caminar”, agregó la mamá.

Niños de campo: distintos, inocentes y respetuosos

Antes de realizar el descanso de 10 días al mes en la escuela albergue, “tenemos un momento de recreación, una suerte de despedida que es muy hermosa porque compartimos juegos y alguna merienda. Todos están habituados a esta forma de vida”, señaló la docente.

Son niños de campo, distintos, inocentes, respetuosos y con algunos valores que, en las ciudades, tal vez por el ritmo de vida, se van perdiendo. Acá se viven otros tiempos, cada cual espera su turno pacientemente y los chicos se divierten con juegos básicos y elementales, andan a caballo o pasan horas con una pelota”, agregó.

Mariana Sinchuk es del vencino departamento de General Alvear y la encargada de las clases de Educación Física.

Conoce a Damir desde jardín de infantes y no dudó a la hora de marcar las grandes diferencias entre alumnos de ciudades y los de zonas rurales.

“Ni mejores ni peores, simplemente diferentes en cuanto a valores y sentido del respeto. Para ellos el trato humano es muy importante, con solo decir que algunos no tutean ni a sus propios padres, por lo tanto, menos aún a los docentes”, comentó la profe.

Hace poco armé una actividad con cajas y palos de escoba. Todo muy sencillo y a pulmón. Se divirtieron muchísimo y al sonar la campana se acercó con sus compañeros y me dijo que había sido la mejor clase de su vida”, recordó y luego añadió: “¿Cómo no valorar estas pequeñas grandes vivencias que nos brinda el campo?”.