El temporal de agua y viento que previo al Año Nuevo azotó la ciudad obligó la intervención del Comité Organizado ante Emergencias (COE), sobre todo para restaurar el orden en la vía pública con decenas de árboles y postes de luz caídos.
Se movilizaron al menos 20 cuadrillas municipales, sumadas a las fuerzas de seguridad, organizaciones sanitarias y bomberos.
"Nos sorprendió y tuvimos que adaptar los protocolos de la lluvia para el viento. Al principio costó organizarse, pero logramos responder a las demandas de los vecinos", confió en diálogo radial el intendente interino Danilo Petroni. Y sumó: "Cuando el viento supera los 110 kilómetros, ya se define como huracán y en San Nicolás hubo picos de 180 kilómetros por hora. El tiempo que dura esa velocidad es lo que determina los daños".
Por otro lado, adelantó que se continúa trabajando en el zanjón La Cautiva, que estará terminado en cuatro meses aproximadamente. En tanto que el zanjón San Nicolás "va un poco más lento", pero confía que "para fines del 2019 casi todas las obras de los drenajes estarán terminadas".
Luis Espíndola, gerente local de EDEN, coincidió en que "fue la tormenta que mayores daños causó". De hecho, 9 de los 22 alimentadores quedaron fuera de servicio. "No hubo descanso. Los operarios trabajaron casi sin parar desde las primeras horas hasta la medianoche del domingo. Y volvieron a hacerlo durante lunes y martes. Es una tarea compleja porque hay que detectar las fallas, luego hacer pruebas y chequear que todo funcione correctamente", sostuvo.