Por la crisis y la recesión del sector, la empresa Fiplasto, radicada en Ramallo, tomó la decisión de suspender desde el 1º de octubre y por una semana a sus 113 trabajadores. La medida de fuerza regirá los primeros siete días de cada mes hasta diciembre y fue altamente repudiada por la Mesa Sindical local, que también integran ATE, la CTA y Aceiteros.
"Esta intempestiva medida genera un manto de incertidumbre, afectando no sólo las economías familiares de los trabajadores, sino del conjunto del sector comercial de Ramallo", argumentaron.
Según informó el secretario gremial adjunto, Juan Silenzo, la firma se comprometió a mantener los puestos de trabajo y a pagar el 80% del salario neto. "Ellos aducen que se les hace muy difícil poder cumplir con el pago de las facturas de gas y energía eléctrica y que ante la caída de las ventas tienen un stock de un millón de metros menos de chapadur. Paralizando la producción se ahorrarían unos $6 millones y no es una cifra para nada despreciable", confió.
A principios de 2017, la apertura de las importaciones había motivado una acción similar en la planta cuando por entonces sus principales compradores, Coca-Cola y Quilmes, privilegiaban los productos que entraban de Brasil por el menor costo.
"Esto nos interpela en tiempos de avasallamiento sobre los derechos conquistados, nos fortalecemos con la unión en el reclamo porque entendemos que el costo de una política económica establecida por el FMI lleva al conjunto de los trabajadores a pagar los costos de los beneficios de los sectores emparentados con los gobiernos de turno", reza un fragmento del comunicado oficial.
(Fotografía: @CTASNicRam)