Hace dos años empezaba a cerrarse para Johanna Rabbia, de 22 años, uno de los ciclos más oscuros de su vida. Se atrevió a denunciar a la entonces pareja de su madre por abuso sexual y poner así en evidencia a la persona que había elegido su progenitora como compañera de vida.
Sin embargo, el tiempo pasó, y Carlos Escalante –principal imputado- continúa en libertad y domiciliado en Ramallo hasta que se comprueben en el juicio los delitos que se le imputan. Los ultrajes se perpetraron durante cinco años, primero con manoseo y después con acceso carnal.
Tanto la joven como el acusado pertenecían a la comunidad mormona de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días, ubicada en la zona sur de la ciudad. No obstante, en 2003 el hombre fue expulsado al confesar el hecho frente al principal referente de la organización.
En diálogo con Radio Net, el Dr. Jorge Leveratto, el fiscal que se encuentra a cargo de la causa, apuntó que después de indagar al hombre, además de pedir la detención que no fue otorgada, se elevó la causa a juicio y está en etapa de resolución. La madre desconocía lo sucedido.
Aparte de las declaraciones de familiares de la víctima, "lo que refuerza la acusación es el testimonio de otro integrante de la iglesia que era el superior de Escalante, quien fue convocado a prestar declaración y relevado de su secreto, y terminó por confirmar el abuso".
