Alicia Melear es de San Luis y este jueves festejó sus 102 años de vida junto a su familia. Sin embargo, su hija Irma piensa que inclusive, puede llegar a ser más grande, ya que tiempo atrás anotaban un poco más tarde los nacimientos.
Su cumpleaños lo festejó junto a sus hijas, sus cuatro nietos y sus cuatro bisnietos, en una fiesta más que emotiva.
Ella no pudo hablar a causa de que, justamente, el día de su cumpleaños se rememora también el fallecimiento de su esposo. Así que, para cuidarla de la emoción y la nostalgia, su familia prefirió que no hablara. Sin embargo, más allá de todo, se la pudo ver con una hermosa sonrisa.
La historia de la abuela de San Luis
Alicia nació en El Chañar, una pequeña localidad del Departamento Belgrano. Toda su vida fue ama de casa y tuvo dos hijas: Luisa e Irma, que hoy tienen 68 y 66 años, respectivamente. Ellas son quienes la cuidan actualmente.
Debido a su larga edad, la mujer quedó ciega y, por miedo, no volvió a caminar.
“A mí me hubiera gustado tener a los dos, pero lamentablemente perdí a mi papá un 8 de junio de 2013 y lo sepultamos al otro día, justo para el cumpleaños de mi mamá”, contó Irma conmocionada a El Diario de La República.
“Ella se siente mal a veces porque perdió la vista y no conoce a su bisnieto más chico. Cada vez que lo escucha se larga a llorar. Pero estamos felices de tenerla con nosotros otro año más”, agregó Irma.
Su vida alejada de los médicos y los medicamentos
Alicia recién en su octava década de vida tuvo que atravesar una operación. “Siempre fue muy sana. A los 80 años el médico la tuvo que obligar a afrontar una cirugía de la vesícula porque desde joven siempre contaba que tenía dolor.
Nunca fue a un médico, no tomaba medicamentos. Ahora solo toma dos pastillas”, contó su hija.
El secreto de su longevidad
Curiosamente, los padres de Alicia fallecieron alrededor de los 80 años. Por eso, sus hijas piensan que vivir tanto no se debe a una cuestión genética, sino a una vida sana y alejada de los medicamentos.
El día a día de Alicia es tranquilo. Se levanta a las 4 de la madrugada y come de todo.
“Es muy madrugadora, como no ve cree que es de día a esa hora. Toma su leche y se queda sentada en la cama hasta el almuerzo. En esa espera siempre duerme un rato y a la tarde toma un yogur o un postre, porque es lo que más le gusta”, relató Irma.
La abuela no sabe lo que es tener un dolor de cabeza. Solo le molestan las rodillas a menudo, todo a causa de su edad. Inclusive, ha retado a a su hija más chica para que “no la lleve al médico, por más que se enferme”.
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Fuente: El Diario de la República
