El lunes al mediodía José Javier Bechis, de 19 años, recibió un disparo en el brazo izquierdo por un compañero – aparentemente de manera accidental – lo que le provocó un paro cardíaco. Sucedió mientras realizaban tareas de entrenamiento en el polígono del Ejército Argentino en Salinas del Bebedero, a 25 kilómetros de la capital puntana.
Sus compañeros aseguraron que la única expresión de Bechis, tras el disparo, fue "Ay" y luego se desplomó a la misma vez en la que todos escucharon el estruendo del impacto de un fusil FAL.
El Diario de la República informó que el disparo que le produjo la muerte al joven de 19 años que era la primera vez que practicaba con un arma y hacía solo tres semanas vestía el uniforme de soldado, fue ejecutado a una corta distancia y al parecer en forma accidental.
Su familia sepultó sus restos el miércoles en el Cementerio del Rosario, en la ciudad de San Luis.
El fiscal federal de instrucción, Cristian Rachid, es quien lleva adelante la investigación de la Policía Federal Argentina y una medida que aun resta es la pericia balística al armamento empleado durante el entrenamiento para confirmar de cuál salió el disparo.
Trascendió que el disparo salió de un fusil FAL que manipulaba otro solado y que habría admitido que cuando se escuchó el estruendo, sintió un sacudón en su arma, que llegó a moverle el cuerpo.
Los practicantes estaban separados en escuadras que se turnaban para la práctica de tiro. Luego, cada grupo volvía a una carpa que tenía asignada, para reacondicionar el arma, limpiarla y recargarla.
José Bechis y sus compañeros estaban lejos del polígono de tiro cuando lamentablemente fue baleado.
Bechis dijo "ay" mientras caía al suelo, esa es la versión que han contado los testigos a los investigadores.
Sus compañeros pensaron que Bechis se había desvanecido por la impresión causada por el disparo que, apenas a un par de metros, se le había escapado a otro.
Pero momentos después, cuando le sacaron la tricota, descubrieron que tenía una herida de bala en el brazo izquierdo.
Las balas de FAL tienen una velocidad de salida de alrededor de 800 metros por segundo.
La herida no sangraba demasiado hacia afuera, pero le causó una profunda hemorragia interna que le provocó la muerte un rato después.
El forense, en la autopsia, encontró la munición, o parte de ella, en el cuerpo del soldado.