Una joven denunció públicamente por acoso sexual a su profesor de la escuela

Sin embargo, explicó que “no le tomaban la denuncia porque no era un delito y no era un caso intrafamiliar”. Los detalles del caso.

Una joven denunció públicamente por acoso sexual a su profesor de la escuela
Shirley Escobedo denunció públicamente a su profesor de Química por acoso sexual en Instagram.

Una grave denuncia de acoso sexual contado en primera persona trascendió en las últimas horas. Fue a través del medio Telesol que una sanjuanina identificada como Shirley Escobedo, se animó a denunciar públicamente a su profesor de química, de apellido Liporace.

Según comentó, los hechos ocurrieron dentro de la Escuela Técnica Obreero Argentino (ETOA): “No quería llegar a esto de manifestar lo que me pasó. Voy a contar el acoso verbal que sufrí por parte de un docente”, comenzó Shirley.

Todo comenzó, según las palabras de la joven, cuando el profesor de cuarto, quinto y sexto año la comenzó a seguir en Instagram. En un principio, la Shirley no vio nada malo en esta situación y argumentó: “Es una red social que se utiliza mucho hoy en día. Uno por buena onda o por quedar bien acepta la solicitud de amistad de personas que no corresponde”.

Pero luego, el acoso habría comenzado cuando ella subió fotos de una noche que salió a bailar: “Las fotos no tenían nada de malo o sugestivo. Simplemente, era yo vestida con ropa sencilla: pantalón palazo largo combinado con una remera básica”, contó y luego agregó que la semana siguiente Liporace empezó a realizarle comentarios fuera de lugar: “Mansos globos tenés”, “llegó temprano la tetona”, “sos muy linda boluda”.

Ante esto, la denunciante no prestó atención en un primer momento pero luego, testigos y profesoras de séptimo año la incentivaron a que hiciera la denuncia en la dirección de la escuela y en el Ministerio de Educación. “Iba de un lado a otro con la denuncia del Ministerio, después con el CAVIG (Centro de Abordaje de Violencia Intrafamiliar y de Género) y no me tomaron la denuncia, por último, pasé por el juzgado en donde hicieron un acta con todo lo que había pasado. Me quedé tranquila por haber hecho todo eso y no ver al docente en la escuela”, detalló.

Luego, empezaron los rumores de que el profesor estaba de licencia o que el vicedirector había pedido su renuncia, pero desde el juzgado la notificaron a Shirley de que no le tomaban la denuncia porque no era un delito y no era un caso intrafamiliar. Así, una mañana lo vio sentado en su escritorio en la escuela “dando clases como si nunca hubiera pasada nada. Me agarró un ataque de pánico, lloraba y tiritaba”, relató.

“Sufrí por los cometarios por parte de él, además el haber hecho todo lo que me pidieron mientras sufría para que quedara en la nada y que terminara dando clases en la escuela”, contó, y por último sentenció: “Voy a gritarlo las veces que sean necesarias para que las personas sepan lo que pasa dentro de la ETOA”.