“Por más años que le den nunca va a sufrir lo que nosotras hemos sufrido por su culpa. Pero sirve para que esté lejos, no lo queremos cerca”, expresó una de las hijas del falso pastor condenado a 30 años de prisión por abusar sexualmente de ella y de sus dos hermanas. La joven de 24 años rompió el silencio con Diario de Cuyo y contó detalles del calvario que vivían las tres a causa de su padre, un hombre de 52 años que aparentaba ser un servidor de Dios con su iglesia cristiana “Dios pacto” y en realidad era todo un monstruo.
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“Creo que nunca lo voy a poder superar. Es una marca de por vida, tengo que aprender a vivir con esto. En algún momento, muy a futuro, tal vez pueda perdonarlo, no lo sé, no estoy convencida. Hemos empezado a rehacer nuestras vidas, está costando un poco. Desde que lo detuvieron fueron muchos cambios, todo se dio vuelta. Él a pesar de todo era quien traía la comida a la casa”, expresó “M” (se la menciona así para preservar su identidad).
El sujeto fue detenido a principio de agosto y este miércoles fue condenado a 30 años de prisión por violar a sus dos hijas mayores, y por abusar de su otra hija de 16 años. Durante el juicio abreviado el acusado admitió esos delitos agravados por el vínculo y tras una pena acordada entre su defensora y los fiscales Claudia Salica y Juan Manuel Gálvez (UFI Cavig), los jueces Juan Gabriel Meglioli, Gema Guerrero y Matías Parrón terminaron homologaron ese acuerdo.
Fue la joven de 24 años la pieza clave para desenmascarar al “pastor”, después de que su hermana más chica le revelara que era abusada por su papá. “Mi impulso fue ella, que no pasara el mismo sufrimiento que yo pasé. La verdad cuesta denunciar a un padre, yo por mí misma no lo hice, lo hice por ella, para cuidarla. Si él fuera un padre que nos hubiese querido nunca nos hubiese tocado. A eso no se le puede llamar padre”, expresó la víctima.
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La chica contó que los abusos contra ella empezaron a los 8 años, primero con manoseos y después con violaciones. “Cuando era niña inventó una historia donde mencionaba a Dios. De grande era todo manipulación, me decía que no le contara a mi mamá porque ella iba a sufrir e iba a desarmar la familia, y que pensara qué iba a decir la gente”, relató. Y agregó: “Lo que ha hecho no tiene perdón, ni de Dios ni de nadie. A la cárcel nunca lo fuimos a ver ni vamos a ir, sería el colmo ir a visitar a un violador”.